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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Álvaro Solís se encuentra con Álvaro Solís para hacer “Solisón” en la soledad de una isla-prisión

Un poeta que no ponga todo su ser en lo que escribe, será un maestro del arte de la retórica, pero no estará haciendo poesía

Blanca Ocampo

Toluca

En el tradicional Café Literario TunAstral del pasado lunes se presentó el poeta tabasqueño Álvaro Solís, para dar a conocer su segundo poemario, el cual lleva por título "Solisón", editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro con el apoyo de la Fundación para las Letras Mexicanas, de la que fuera becario en 2004-2005.

Angélica Valero, escritora y asidua al grupo TunAstral, fue quien comentó el libro al lado del poeta que actualmente estudia una maestría en Literatura Mexicana por la Universidad de Puebla, luego de licenciarse en Filosofía en el estado de Tlaxcala.

Valero habló sobre la consistencia de la poesía contemporánea y algunas de las características literarias de lo que conocemos como verso libre y prosa poética, para después mencionar que a "Solisón" lo percibe como la historia de un naufragio, a través de la cual el autor revela un alter ego hallado por azar.

"Álvaro es metáfora, imagen y sentencia", declaró la escritora para invitar a la lectura de esta serie de poemas pensada desde hace 6 años por el autor a propósito de la lectura de una novela testimonial del escritor costarricense José León Sánchez , "La isla de los hombres solos", donde curiosamente encontró que uno de los personajes lleva el mismo nombre que él.

Después de leer a los asistentes varios de los poemas que integran "Solisón", Álvaro Solís platicó para IMPULSO sobre algunos detalles del personaje hallado por azar en aquella novela y que vivía en la isla-prisión de San Lucas, Costa Rica: "El último de los comandantes y uno de los más crueles que hubo en la isla se llamaba como yo y le apodaban Solisón, de ahí decidí escribir ese libro y por eso la primera parte habla sobre el encierro y la prisión, no solamente físico, sino el encierro anímico (...), porque aunque viva en una ciudad grande, la gente está muy sola, es una manera de encierro la soledad".

La segunda parte del libro titulada "Sitiado en mi epidermis", con obvia alusión a la enorme voz de José Gorostiza, habla de la soledad dentro de la ciudad, a decir de Solís, ganador del Premio Tabasco de Poesía José Carlos Becerra (2003), porque "el hombre aún viviendo en multitud, está solo; y la última parte (Cantos de la sombra) habla sobre el amor pero como una manera de encierro, decía Leopoldo Lugones que en el amor y en enfermedad uno piensa que no hay nadie allá afuera".

Para el ahora becario del FONCA, en vista de que no hay universidad alguna en México ni en el mundo de donde salgas siendo escritor, "realmente es el contacto con otros escritores, la experiencia que ellos te pasan, y sobre todo la lectura de buenos libros lo que a uno le va enseñando a escribir".

Es por eso que en la trayectoria de Álvaro Solís se cuentan diversos talleres en donde ha compartido el afán poético con maestros inmejorables como Francisco Hernández, Eduardo Milán, Ricardo Yáñez, Eduardo Langagne, Mario Bojórquez, Antonio del Toro y Verónica Volkov, entre otros.

Álvaro Solís, para quien "la poesía se ha ido posicionando cada vez más como una de las maneras en que la razón se manifiesta", ganó recientemente el Premio Amado Nervo en Tepic, por lo que en próximos meses dará a la luz su libro "Los ríos de la noche oscura".

A diferencia de otro libro suyo que aún permanece inédito y que lleva como título "Cantalao", en referencia a aquel pueblo que soñó fundar Pablo Neruda: "En este otro poemario trato la cuestión del mar, utilizo un epígrafe de Jorge Luis Borges (¿Quién es el mar?, ¿quién soy?). Lo que el mar simboliza en lo que escribo es una manera de reconocer la propia identidad, de conocerse uno mismo. El mar como símbolo de lo insondable de lo desconocido, de lo que está presente, pero es inabarcable aún para la mirada".

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