Conocer Toluca para amarla y no sufrirla: García Luna
La historia y belleza arquitectónica de las construcciones antiguas de la ciudad, las establece como patrimonio cultural, cuyo conocimiento, apreciación y conservación son ineludibles
Por: Tlaneci Ortega / Toluca
En el marco de las actividades organizadas con motivo del XV Aniversario del Museo Taller "Luis Nishizawa", la historiadora Margarita García Luna y el arquitecto Raúl Talavera, dictaron el miércoles pasado dos conferencias, las cuales fueron breves recorridos sobre el desarrollo histórico y urbanístico de Toluca.
La primera conferencia fue ofrecida por García Luna, directora del Museo Taller, bajo el título: Presencia de una casa bicentenaria en el corazón de Toluca. En un segundo tiempo, participó el arquitecto Talavera con la presentación titulada: De casona de Bravo a Museo Nishizawa.
Los estudios y planes presentados, son proyectos interdisciplinarios que sirven para dar cuenta del valor histórico, arquitectónico y cultural que poseen antiguas construcciones de Toluca, como es el caso del edificio que ocupa el Museo Taller desde su inauguración, el 16 de diciembre de 1992, fecha en la que se convirtió "en un foro de actividad creativa, un verdadero templo de cultura", pronunció la historiadora.
A su vez, a lo largo de estas pláticas, se hizo hincapié en la necesidad de saber sobre el valor de los edificios antiguos y los rincones de esta ciudad, para tener la capacidad de apreciarlos y conservarlos. En palabras de García Luna: "lo que no se conoce, no se ama, por ello es importante tener conocimiento de lo propio, de nuestra ciudad (…) Conocer Toluca para amarla y no sufrirla".
Una casa bicentenaria en el centro de Toluca
"La casa que hoy alberga el Museo Taller ‘Luis Nishizawa’, se yergue como un testigo mudo del paso del tiempo y de los cambios de vida de la población toluqueña a lo largo de 200 años", expresó García Luna al presentar una de las investigaciones que realizó años atrás sobre el recinto mexiquense cuando fue nombrada directora del mismo.
La construcción que en nuestros días aloja la obra de uno de los pintores mexicanos más destacados, es un edificio colonial, representativo "de la arquitectura vernácula local", señaló la historiadora. Los antecedentes más antiguos de dicha construcción ubicada en el centro de la ciudad datan de 1781.
"Para entonces, esta casa, que actualmente corresponde al número 305 de la calle Nicolás Bravo, Norte, era la casa número 8 de la calle de Estipulas y pertenecía a Don Julián Agüero", puntualizó.
De acuerdo con los estudios realizados por García Luna, cuando Julián Agüero era poseedor de esta casona, Toluca contaba con 845 casas de baja altura, hechas de materiales como el adobe y la mezcla de cal y arena y, en algunas otras, las de los barrios y arrabales, se empleaba adobe y lodo.
"Don Julián vendió la casa en 100 pesos a Don Atanasio Antonio Varos de Valdés. A la muerte de éste último, se nombró como albacea a su hermano Justo Valdés (…) Medio siglo después, en el año de 1859, encontramos que Juan y Mariano Valdés, eran los albaceas testamentarios de su finado padre" abundó.En 1860, los cuatro hijos de Don Justo, hipotecaron la casa junto con otras propiedades, por un préstamo de 10,400 pesos solicitado al español Diego Rodríguez Aro, de modo que, "las casas 8 y 9 de la calle de Estipulas, se encontraban entre los bienes hipotecados (…) La casa 9 era la que actualmente ocupa el Museo ‘Felipe Santiago Gutiérrez’. De hecho, a mediados del siglo XIX, los dueños de ambas casas eran los mismos y, por tal motivo, ahora es posible observar que parte del Museo Taller ‘Luis Nishizawa’ está incluida dentro del edificio de ese otro museo" reveló la historiadora.
En 1874, se extendió a favor de Rodríguez Aro, la escritura de las casas 8 y 9, las casas se encontraban construidas por altos y bajos niveles, con cimientos de piedra y paredes de adobe. La casona número 8 fue posesión del señor Diego Rodríguez hasta 1885, año en que fue vendida a la señorita Micaela Soto, cuando también había cambiado la nomenclatura de las calles de la ciudad. Desde aquel tiempo, el edificio que nos ocupa conserva la forma que tiene hoy en día, pero entonces, era una vecindad integrada por cinco viviendas.
La casa número 8, ahora de la calle del Valle, perteneció a la familia Soto por un poco más de 100 años, es decir, de 1885 hasta el año de 1990, fecha en la que la señorita María de la Luz Soto y Soto decidió donarla al gobierno mexiquense para convertirla en museo.
A la edad de 90 años, María de la Luz Soto recibió y aceptó la propuesta del gobernador en turno, Ignacio Pichardo Pagaza, y del entonces secretario de Educación Cultura y Bienestar Social, Jaime Almazán Delgado, para adquirir la casa que estaba en su posesión a fin de comenzar un proyecto de rescate, restauración y preservación de la misma como patrimonio cultural de la capital mexiquense.
"La casa (…) fue otorgada al gobierno estatal y unos meses después de abandonarla, María de la Luz Soto y Soto, falleció el 26 de noviembre de 1991 a los 91 años de edad".
Como dato adicional, García Luna, mencionó al finalizar su presentación que existen "testimonios interesantes sobre la aparición de fantasmas dentro del Museo".
Conversión en museo y taller
En su intervención, el arquitecto Raúl Talavera habló sobre el desarrollo urbano de la entidad mexiquense. Al presentar un detalle sobre el crecimiento de la ciudad a lo largo de la historia, calificó como "bastante acelerada" la dinámica urbana que ha tenido Toluca.
Hace años, "Toluca era una ciudad poco habitada, simple, sencilla, caminable y agradable" dijo. "Muchas personas desearían que todo siguiera igual, pero no es posible, ahora la ciudad está desquiciada" continuó.
Desde su perspectiva, tal "desquicio" en materia urbana y económica, corresponde a la poca atención de los gobiernos y de la población en general hacia la planificación territorial profesionalizada y la preservación de los monumentos históricos que son parte de la historia mexiquense y de la memoria colectiva. "Algunas administraciones sí han promovido el cuidado y la conservación del patrimonio cultural, no hay que generalizar" aclaró.
Para él, esta situación de descuido, daño y deterioro de valiosas construcciones antiguas de Toluca se debe a que, en ocasiones, para la gente "es más costosa y difícil la restauración y preservación que la demolición de ellas".
Talavera reconoció que gracias a la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se ha frenado en gran medida "la intención de deterioro de varias construcciones", como es el caso del edificio convertido en el Museo Taller "Luis Nishizawa".
"Esta casa se estaba modificando sin un plan, pero cuando el INAH intervino, se comenzó un proyecto de remodelación especializado (…) los portones se han conservado al igual que el estilo ecléctico de la fachada. Se conservan las dos plantas, alta y baja, además de los tres patios, uno de ellos es singular, en forma de rampa" destacó el arquitecto.
A la construcción, sólo se han adaptado sanitarios y algunas escaleras, "ha sido necesario puesto que presta un servicio público" señaló.
Talavera compartió su asombro al respecto de las construcciones antiguas, pues comentó que "desde entonces la gente ya tenía en cuenta, sin estudios profesionales, que lo magnífico de una construcción arquitectónica es la proporción armónica de las longitudes, la proporción áurea, la sencillez y la simpleza, el manejo de los espacios para transmitir armonía y calidez".
De forma que, el paso del tiempo y la belleza arquitectónica de cada una de las construcciones y espacios antiguos de la capital mexiquense, les otorgan un inapelable valor que los establece como patrimonio cultural, cuyo conocimiento, apreciación y conservación son ineludibles.
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