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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Para reivindicar al público infantil

Para reivindicar al público infantil

Patricio Estrella, teatrista ecuatoriano, se presentó en Lumbralitos y hará lo propio en la Casa de las Diligencias

 

Por: Silvia Márquez / Toluca

 

Un títere es un ser que tiene magia, energía y mucha vibra. “Me permite soñar y hacer soñar al público”, asegura Patricio Estrella, actor, dramaturgo y director de teatro ecuatoriano que está de visita en nuestra ciudad.

Después de recorrer escenarios en diversos países, Patricio Estrella llegó hasta Sinaloa donde asistió al 13 Encuentro de titiriteros “Pedro Carreón”. Luego, los vientos lo trajeron hasta Toluca, donde este miércoles se presentó ante el público que asistió a Lumbralitos y que el próximo sábado a las 12 horas podrá conocer su propuesta en el Centro Cultural Universitario “Casa de las Diligencias”.

La premisa de la obra teatral que presenta Estrella, “El tío Carachos”, es simple. Se trata de un narrador que cuenta historias con títeres. De esa manera se arranca la magia a los muñecos y se pone a prueba la destreza del ejecutante ante un público exigente.

Esta puesta tiene ya 19 años y casi dos mil representaciones. Su creador asegura que, aunque ha pensado en terminar con la obra y poner “en receso al personaje”, no he podido pues la demanda de esta puesta “ha sido grande”.

“Se ha creado una necesidad en el público de este espectáculo. Después me di cuenta de que el eliminarlo no me favorecía mucho, tenía que seguir con él y a la par hacer cosas nuevas. En los 20 años que tiene el público hemos hecho alrededor de 24 creaciones de diferentes tipos: teatro, títeres, objetos, una fusión entre música y teatro, espectáculos grandes y otros muy simples. En el grupo somos eclécticos, lo que nos permite renovarnos siempre”.

 

Los retos, el público

Patricio Estrella trabaja para niños. La decisión de dar la vuelta de tuerca al camino del teatro se basó en el encanto que ejerció sobre Patricio la ingenuidad de los infantes.

“En Ecuador decimos que somos ‘guagueros’ que quiere decir que nos gustan muchos los niños. Decidí trabajar para ellos, llevarles un poco de ilusión y alegría. Saber que puedo divertirles y conectarme con ellos hizo que me decidiera por este trabajo”, dijo.

Precisamente ante el público infantil, el teatrista dijo que el niño “ha sido manipulado y tratado como alguien que no piensa y no tiene capacidad para reaccionar”. Ante esta situación su propuesta es que los niños participen en la obra “como quieran”, pero “que estén atentos en sus emociones y sus vivencias”.

“Para nosotros los niños son sumamente críticos y capaces de dar lecturas a todo lo que les propongamos. Es importante preocuparse mucho de lo que vamos a entregarle a los niños, para ubicarlos como un público que siente, que razona y que se expresa. Esa ha sido una parte muy importante en el trabajo del grupo”.

Sin embargo, Estrella reconoce que la experiencia de llevar a los adultos ante los títeres también ha resultado enriquecedora, pues “se despojan de todo ante el títere. El títere tiene la capacidad de asombrar y de ilusionar. A un títere lo asimilamos prontamente y nos dejamos llevar por él. Este efecto tiene tanto en los niños como en los adultos”.

  

Teatro en el centro de la tierra

La tradición oral en el cono sur de América es conocida a nivel internacional. Es difícil despojarse de la imagen de los cuenteros colombianos o las historias bolivianas y peruanas. Ante este panorama, Ecuador no niega sus orígenes y, por lo tanto, el espectáculo de Patricio regresa a los valores de su país.

“El reto son las obritas que traigo que son juegos de ternura, solidaridad, que hablan acerca de la ambición y la vanidad. Utilizo el recurso de la tradición oral. La palabra se vuelve presente y es la conductora del espectáculo. A esta palabra yo le sumo los títeres. Entre el cuento van saliendo los títeres y así puedo crear el nexo entre lo que estoy diciendo y el público”, afirmó.

Por otro lado, al hablar del teatro en general, Patricio Estrella reconoce que hay “algunos tropiezos como la falta de dinero para los creadores”.

Recordó que hubo varias etapas en la vida del teatro ecuatoriano, una de ellas en los años 60 y 70, donde el teatro reflejaba el rostro revolucionario y la creación colectiva estaba en voga en América Latina.

“Nosotros llegamos casi al final de esa etapa, la gente empezó a trabajar independiente por lo que varios jóvenes de mi generación salimos del país en busca de nuevas experiencias. Fue una diáspora interesante. Por coincidencia regresamos y lo que sucedió es que fuimos creando grupos para desarrollar la experiencia que traíamos. Eso dio un carácter al teatro ecuatoriano; acentuó el trabajo del artista, profesionalizó más al actor y hubo tendencias, filosofías, técnicas y formas de hacer teatro.

“También lo importante es que nacieron dramaturgos porque nosotros no queríamos interpretar obras ya escritas pues no nos sentíamos identificados con ellas y así empezamos a escribir nuestras propias obras”.

En este sentido, Estrella aseguró que la diáspora artística quizás no sea el camino, pero “es bueno abrir un horizonte y buscar otro tipo de conocimiento. También es importante regresar al lugar al que uno pertenece para desarrollar lo aprendido. Es un aporte al país y eso ha resultado en Ecuador. Ahora el teatro ecuatoriano puede tener varios rostros”.

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La trayectoria

Patricio Estrella es actor y director de teatro y títeres. Su oficio teatral cuenta ya con veinte años de experiencia. Ha formado varios grupos de teatro y actualmente dirige "La Espada de Madera", creado en 1989 junto con José Alvear.

Ha participado en numerosos festivales internacionales en Colombia, Argentina, Chile, Estados Unidos y Cuba.

Estudió actuación, dirección y dramaturgia en Theater de L´epee de Bois de París, teatro de Máscaras y Títeres con Libertablas, en Argentina, taller de voz y movimiento con Carmela de la Roca del Teatro Ridoto en Italia, actuación, voz y dicción en la Compañía Ecuatoriana de Teatro, taller de teatro con Teresa Ralli, Teatro Yuyachkani del Perú, taller de actuación y manejo de máscaras con Andrés Pérez en Chile.

Ha obtenido premios como el del Primer Festival Internacional "Con ojos de Niño" en Buenos Aires al Mejor Titiritero; el Festival Internacional de Teatro en Pereira en Quito y un homenaje al mérito teatral a la Espada de Madera, Venezuela.

 

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