Silencios estereofónicos
Odio los homenajes porque son la antítesis de la creación: Juan José Gurrola Iturriaga
Por: Félix Morriña
Como una especie de antihomenaje post mortem, este interlocutor publica en esta columna una de las variadas entrevistas que le hiciera a su maestro, amigo, colega, compañero de continuas y lucrativas borracheras (en el sentido emocional y de aprendizaje de las disciplinas que este artista ejerciera a lo largo de casi cuatro décadas), para rememorarlo como a él le gustaba: brindando, parodiándose, practicando fino humor negro y sobre todo ejercitando el intelecto desde que despertaba (normalmente crudo o borracho), hasta que entraba en trance por las madrugadas o ya cuando el astro rey asomaba por su ventana.
Para los que todavía no entienden de qué se trata, siento decirles que el maestro Juan José Gurrola Iturriaga, se emborrachó con la muerte la madrugada del viernes 1 de junio (para ser precisos a las 02:15), sin invitarnos a su reventón eterno a la edad de 71 años. La tertulia etílica con la flaca empezó en el Instituto Nacional de Nutrición, donde le sirvieron un trago de encefalopatía hepática con altas dosis de espera ardiente (o aguardiente).
El maestro tuvo que esperar la cita con la "Espiritú-tifláutica" desde el mes de las Madres (mayo), pero ésta se puso re-peda con otros seres que habían exigido su lugar antes de Gurrola Iturriaga. Cuando me enteré de esta terrible noticia para los fanfarrones de la cultura nacional (para mí fue un acto más en su vida dramática y grandilocuentemente humorística), me di a la tarea de perderme en el espacio de una botella de whisky, luego una de ron, posterior una de tequila, para terminar con cerveza hasta que se acabó el dinero destinado para ese lapso emocional.
Todo el resto de mi quincena (prácticamente nada) lo doné para su cremación (no recuerdo a quién se lo di, o si pagué sólo los tragos de medio centenar de borrachos en el restaurante del Palacio de Bellas Artes, donde lo despedimos) y el respectivo festejo con los seres que más lo adoraron y que fueron ayudados por él en algún momento de su carrera artística.
Tal es el caso de mi amiga Griselda Coss, quien recién desempacó de Indonesia, donde estudió más sobre las marionetas, títeres y arte circense por espacio de varios meses (que se convirtieron en años en su mundo imaginario), gracias a los consejos de Juan José Gurrola Iturriaga.
Su diminuta figura de infanta terrible se quebró cuando supo la noticia y no pudo contarle todo lo que hizo en Indonesia, Tailandia y demás sitios que visitó durante su estancia académica. La frustración se hizo latente, pero ella sabía que Gurrola no la esperaría para ese bello anecdotario, porque debe hacer con ese conocimiento obras que recuerden las enseñanzas del maestro e incluso superen las expectativas.
Sin más verso (choro) que este contexto, les transcribo la entrevista que le hiciera al maestro en enero del año 2001, no recuerdo con exactitud el día, pero sí que me tardé algunos días porque no podía recuperarme de las sesiones que me dejaron crudísimo (mínimo dos a tres días). Lo único que sí recuerdo es que fue publicada el sábado 20 de enero de ese mismo año para el periódico Milenio Diario, donde trabajé por espacio de casi dos años, antes de partir a la Argentina.
Hubo otras entrevistas, pero ésta es especial, porque habla de los homenajes en vida y a Gurrola le molestaba todo tipo de homenajes, por eso la transcribo, para que el lector esté enterado de una de las tantas caras que utilizaba (y bien) Juan José Gurrola Iturriaga respecto del tema. ¡Salud!
Bajo la premisa del músico de jazz Charlie Parker ("Todo debe estar bien para continuar"), el artista multidisciplinario Juan José Gurrola Iturriaga señalaba que su educación arquitectónica le sirvió para acercarse a las otras artes con disciplina y metodología inigualables. Con más de tres décadas de actividad teatral, cinematográfica, musical, actoral, dancística y periodística, Gurrola recibió la noche del sábado 20 de enero del 2001 un homenaje en el teatro El Granero del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
LA ENTREVISTA DEL 2001
Su departamento en la Condesa desprende un agradable olor a tabaco perfumado. Sus recientes 66 años y su lento caminar permiten reconocerlo como el "enfant terrible" de los actuales personajes de la cultura mexicana. A él le importa poco lo que piensen de su persona, pero cuando se trata de su trayectoria y trabajo pone en juego su capacidad y disciplina, ésas que desde hace más de tres décadas lo han situado como uno de los artistas multidisciplinarios más importantes de la escena nacional.
Con motivo de un antihomenaje (odia las tradicionales celebraciones post mortem) a llevarse a cabo esta noche en el Teatro El Granero, Juan José Gurrola Iturriaga, señala que es un excelente momento para evaluar su carrera en las distintas áreas en las que ha laborado; además, recomienda a sus discípulos que trabajen bajo sus principios: "Ser genuino, nunca traicionarse, vivir en plena libertad creativa y crecer paulatinamente con el momento histórico".
Usted ha hecho de la irreverencia un arte y de la provocación un medio de expresión, dos aspectos que le han dado vigencia. ¿Cree que estas dos posturas sean funcionales hoy en día?
Por supuesto. Esas dos posturas que me han marcado desde los años sesenta a la fecha, en estos momentos son fundamentales para que avancen los nuevos valores del arte en general. ¡Claro que sí! Bien manejados estos conceptos siempre serán funcionales.
Sin embargo, no todos pueden hacerlo, ni todos tienen los suficientes conocimientos para concretarlos y lograr un momento histórico. Desafortunadamente, muchos de mis mejores discípulos y compañeros, entre ellos Enrique Rocha, han terminado siendo un actor más dentro del nuevo negocio del arte escénico, cuando fueron ejemplos a seguir. Ojalá y pudiera verlos de nuevo y reiterarles que el teatro es otra cosa y no sencillamente rentabilidad.
Háblenos de su antihomenaje a efectuarse esta noche. Muchos saben que un reconocimiento debe hacerse en vida para que el artista se entere de que en verdad están evaluando su trayectoria...
Qué bueno que se piense eso, porque siempre he querido aventarles un pastelazo a todos aquellos intelectuales que creen que les nace el sol por el culo. Para una persona como yo, que tiene alma de pirata y que ve las cosas de manera diferente, el que se realice un homenaje demasiado temprano a mi genialidad permite a las nuevas generaciones tomar en cuenta mis aportaciones en todos los terrenos en los que he trabajado: la arquitectura, las artes plásticas, el teatro ("mi mayor amor, más no mi mejor amante"), la música ("no soy tan bueno escribiéndola, pero sí sintiéndola, y sé dónde y en qué momento debe actuar"), la danza y la actuación.
Por otro lado, odio los homenajes porque son la antítesis de la creación, ciegan los cerebros que siempre aportan algo novedoso e interesante para las masas o para determinados grupos. Yo siempre estaré inmerso en los ambientes sórdidos, con los perdedores, ladrones, bohemios, burdeles, albureros y con todo personaje que vive el lado oscuro de la humanidad.
"Strindberg.com/gurrola", que se escenifica en el Teatro El Granero, delimita una sensación de que la obra ejerce un lenguaje propio desde la perspectiva femenina...
A diferencia de los hombres que se emborrachan, se pelean y luego se vuelven a festejar con un vaso de buen alcohol en mano, las mujeres tienen el grandísimo problema de reconquistar su espacio, y pelean todo el tiempo por algo que muchas veces ni les pertenece. Lo que sitúa el dramaturgo escandinavo August Strindberg en sus obras es lo mismo que nos pasa a todos los hombres: El deseo sucio y morboso (e inclusive mórbido) por una mujer, con el fin de obtener lo que uno quiere. Por supuesto que nos referimos al aspecto sexual.
Para esta obra usted partió de una fusión estética entre las puestas teatrales de Strindberg y sus escritos, pero ¿cuál fue realmente el móvil para llevar a cabo un ejercicio que interioriza la actitud de una mujer que se considera la más fuerte de su género?
Ellas siempre están luchando por delimitar su estancia en el mundo, y poco a poco lo están logrando. Tienen esa cualidad de lucha que los hombres han dejado de lado por cuestiones estúpidas. Las mujeres están propiciando los cambios, están decidiendo el futuro de la humanidad, a la vez que dominan las circunstancias. Si tú tienes dinero, ellas te lo quitarán y, sin duda, te dirán lo que quieres oír.
La puesta es un reflejo de todas esas sensaciones, pero al mismo tiempo es una reflexión, una lucha interna que refleja las variaciones del comportamiento femenino, tal y como se hace al momento de componer una música que requiera este procedimiento.
Las actrices Surya McGregor, Rocío Boliver y Claudia Cabrera, junto con el actor y director de escena Alejandro Reza, ofrecen al espectador una sensación de complicidad, al mismo tiempo que invitan a interactuar con su entorno, igual que en la arquitectura, disciplina que visualiza diferentes perspectivas de una sociedad.
Como nota final, si quieren saber más sobre el perfil del polémico maestro y su desarrollo en las disciplinas que manejaba, se les invita a consultar su biografía resumida en la red de redes, porque aquí sólo se transcribió una de las entrevistas que ofreció en uno de sus mejores momentos de lucidez creativa. No ahondamos más, porque el espacio no nos lo permitía y los demás medios de comunicación ya lo han registrado después de su deceso.
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