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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Alí Chumacero, un obrero de letras

Alí Chumacero, un obrero de letras

"Para mí, la literatura no ha sido una forma de pasar el tiempo, ha sido una forma de estar en el tiempo", opina el poeta

Por: Silvia Márquez / Toluca

Alí Chumacero no sabe de homenajes cancelados, de libros no leídos o de letras perdidas. Su vida corre en la misma dirección que las palabras sobre una línea. Sus lecturas van "desde la Biblia hasta los jóvenes escritores", dice, pero en medio de la plática se reconoce como un hombre que decidió no hacer dinero, no porque no le guste, sino por la sentencia que pronunció años atrás: "voy a ser escritor".

"Y fui escritor. Un escritor muy limitado, de pocos versos, pocos libros, pero de una actividad absolutamente constante".

El poeta mexicano, con premios, reconocimientos y trayectoria ilimitada entre las manos, heredero del grupo literario de los Contemporáneos, no perdió la oportunidad de decir que él se ve como "un obrero", no como "un señorito", y "me jacto de ello, es de lo único que presumo. No presumo de escritor, de desordenado sí".

En ese sentido, Chumacero opina que algunos escritores jóvenes "han confundido el desorden con la literatura", sin tomar en cuenta que "la literatura es una forma muy rígida de trabajo constante, es la lucha. El desorden es mucho más hermoso, pero mucho más fácil de perderse (...) Hay que tener ante la vida una actitud de reventón, sin olvidar que el arte es una actividad con la que no se puede jugar y mucho menos cruzar con la vida diaria, con la vida del desorden. Yo he sido un ejemplo muy conectado de hombre campeón de desorden, pero cuando me metía a la biblioteca ocho o doce horas diarias a leer no era un hombre desordenado".

Es por eso que el poeta originario de Acaponeta, además de leer, se preocupa por llegar a los jóvenes con el vicio literario. "Les presto libros con los que se clavan, les enseño a medir un verso, a cuidar un soneto, quiero ser una persona útil para la continuidad de la literatura y descubrir o alimentar a aquellos que tienen vocación, que tienen ánimo y deseo de llegar a ser escritores, haciendo a un lado todo aquello que sea la búsqueda de hacer dinero, por ejemplo".

Su labor desde hace 57 años, precisamente como editor en el Fondo de Cultura Económica, no ha sido coartada a pesar de que los intentos no terminan.

"Me quisieron hacer diputado por mi pueblo en Nayarit, pero no lo admití. Cuando ya maduré y llegué a los 60 años me querían hacer senador y le dije al gobernador que eso sí, pero con c (...) porque decidí a los 12 años dedicarme exclusivamente a la literatura. Eso tiene consecuencias económicas y sociales; el escritor es una persona justamente despreciada, la burguesía lo manda a un ladito y llega a tener lástima. Algunas veces le tiene aprecio cuando el escritor tiene tiempo y ánimo de llegar a ser embajador. Hay casos como Alfonso Reyes, Torres Bodet o Pepe Gorostiza. Esos señores llegaron a tener casa propia y a tomar whisky".

Pero Chumacero como un hombre de y para las letras es claro en el mensaje: "Para mí la literatura no ha sido una forma de pasar el tiempo, ha sido una forma de estar en el tiempo. Estoy inserto en la literatura, sigo en ella, no he hecho una obra tal cual, no la hice ni me interesa hacerla, pero sí me interesó ser una persona inmersa en las letras".

Cuando los recuerdos envuelven las palabras, el Alí de menos de veinte años de edad "se levantaba, medio desayunaba (si había desayuno) y se iba a la biblioteca.

"Me expulsaron de la Universidad de Guadalajara por comunista y cuando llegué a la ciudad de México en 1938 no logré entrar a la UNAM pero fui asistente honorario de Alfonso Reyes y me incorporé a la literatura".

 

De libros y lectores

Su pasión: seguir con los libros entre las manos con la ayuda de una de las más grandes bibliotecas que hay en México, poseedora de 40 mil volúmenes.

El Alí Chumacero lector reconoce a aquellos que no son lectores como "dependientes de un problema nacional".

Para él, el ejemplo de José Vasconcelos y su propuesta de la creación de bibliotecas pequeñas es parte de la solución.

"Hacer una biblioteca en un pueblo para que vayan los pescadores o los ejidatarios es una estupidez. No van a ir a leer, primero porque no saben leer y segundo porque no les interesa. Y hacen muy bien que no les interese. ¿Qué les va a interesar Dostoievski?. En cambio si se empiezan a crear pequeñas bibliotecas en la raíz del niño se puede crear el gusto por la lectura".

La polémica megabiblioteca "José Vasconcelos" es para Chumacero "peligrosa porque no sirve para nada".

La construcción de la "bodega de libros", como la calificó el escritor, respondió más al compromiso del gobierno, "en fin, en otra circunstancia no se hubiera hecho. No había manera de decir que no".

Otra de las aristas del problema es el precio del libro, que es tan caro "como todo lo demás", dijo.

"Se requiere que haya una política del gobierno que ayude a que el libro sea más barato. ¿Cómo? Eso yo no lo sé. Yo estoy en el Fondo de Cultura, ahí se está haciendo un poco, pero no puede irse a bajar los precios porque entonces la competencia sería mucho más grave (...) la única manera es que se subsidie, que se maneje de cierta manera la creación de libro a fin que resulte un producto mucho más barato, como la leche para los pobres. La literatura igual que la filosofía, no es una cosa popular (...) el gobierno debe tomar otra política. Digo esto por fuera porque yo no sé nada de administración, nada más apunto la posibilidad. ¿Cómo? Pues que eso lo hagan los técnicos".

Y casi al final de la entrevista, Chumacero apuntó que aunque subió el presupuesto para cultura, "todo eso se va a ir en chambas, en pequeños aumentos de sueldo. No ha crecido la aportación del gobierno a la cultura porque si se aportó un 7 por ciento y el 6 por ciento lo llevan los sueldos, no pasa nada".

La solución, para él, sigue siendo crear el vicio, "porque la literatura es un vicio, es como la marihuana", en fin, "así es el arte, es una forma del vicio (...) Hay que crear la forma que el muchacho se entusiasme por leer, aunque eso no quitará nunca que el lector sea una persona selecta".

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