Las razones del diablo
La poesía Por: Dionicio Munguía J.
Aunque en estos días todo mundo habla de las olimpiadas y de la, hasta el momento de escribir este texto, única medalla que México había ganado, es necesario hablar de la poesía y su contexto, de la fuerza con que la palabra insiste en el ser humano, en los sentimientos, en la necesidad de expresar, de dilucidar el entorno donde sucede, acaece, incide la poesía, al unísono de sus efectos.
Por siglos, la poesía se ha planteado como un tema cuasi divino, alejado de la terrenalidad, un tanto etérea, y por ende, los poetas han sido vistos como seres lejanos, aislados del mundo, que se alimentaban del maná bíblico y del vino de Dios. Esta visión ha prevalecido en sociedades un tanto ignorantes o en grupos sociales donde la palabra no tiene un mayor uso que el de comunicarse de manera elemental. Esto no implica la ignorancia total, sino el no deseo de comprender lo que la poesía intenta transmitir.
Al poema, diría un viejo amigo, no se le entiende, se le debe comprender, extraer del interior los significados precisos y la función de la palabra que usa el poeta, que intenta transmitir un sentimiento, efecto, causa, razón, circunstancia. El poema es también un reflejo del que lo escribe, de la causalidad y no casualidad, de lo cotidiano y lo que no necesariamente lo es. El poeta insiste en su interior, al menos la mayor parte, para vislumbrar el exterior, su entorno ya sea social o simplemente existencial. De ahí parten los fundamentos para comprender la poesía: todos somos poetas, unos de menor grado, otros a mayor sensación. Y los poemas pueden ser comprendidos por todos los posibles lectores con la misma carga emocional de una telenovela. Nada puede haber oculto que un buen lector no pueda descubrir.
Esa es la intención del curso Breve historia de la poesía portátil, que iniciará el próximo 20 de agosto, de las 17 a 19 horas, en las instalaciones del Centro Toluqueño de Escritores (Plaza Fray Andrés de Castro, edificio A, local 9, tel. 2 14 95 68). Dar a los participantes las herramientas necesarias para comprender un poema, para darle un significado personal, una interpretación que no se ajuste a las necesidades de todos, sino exclusivamente del que lee ese poema.
Dividido en tres fases, Breve historia de la poesía portátil iniciará con un recorrido alrededor de la poesía mexicana de 1950 a la fecha, tomando inicialmente los poetas más representativos a nivel nacional y poetas no tan publicitados, pero no por ello con menor calidad de poesía. Algunos estados de la republica han entregado excelentes poetas que son prácticamente desconocidos en otros lugares. Algunos de esos poetas serán tocados durante esta primera fase del curso, además de, por razones naturales, enfrentarse a escritores reconocidos como Jaime Sabines, Octavio Paz, Efraín Huerta, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, Rubén Bonifaz Nuño, Elsa Cross, Alejandro Aura, entre otro.
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