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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

El efecto musical de Placebo en miles de personas en el otrora Salón 21

Por: Félix Morriña

A ciertos empresarios y promotores musicales les dio por cambiarle el nombre a un foro capitalino sin razón aparente, no dieron mucha información a la prensa al respecto, ni muchos menos dijeron cuáles eran los motivos que los orillaron para nombrarle al otrora Salón 21, Vive Cuervo Salón.

Seguro debe ser por la marca de un regular tequila mexicano, cuyos directivos les llegaron al precio a los susodichos empresarios del ahora Vive Cuervo Salón. Se me hace que fueron parte de un experimento con "placebos" y por eso se les ocurrió el cambio de nombre.

De todas maneras, la raza ya los ubicó y los seguirá ubicando como el Salón 21, un bodegón acondicionado para conciertos de mediana capacidad (entre el Teatro Metropólitan y el Auditorio Nacional, es decir, más de tres mil personas y menos de 10 mil asistentes), con regular acústica (depende mucho del ingeniero de sonido en turno), bebidas a precios estándar y ubicado a las orillas de Polanco, cerca de la avenida Río San Joaquín.

En ese reacondicionado espacio de conciertos se llevó a cabo un encuentro más de la banda inglesa Placebo con sus más fieles seguidores mexicanos, la noche del pasado sábado 17 de marzo. Digo, un concierto o encuentro musical más porque el trío británico ya es cliente de México y siempre se lleva buenos dividendos (billetotes verdes) y dejando complacidos a sus fans, lo cual habla bien del binomio artista de calidad-público exigente.

Por otro lado, fue placentero apreciar al chaparrito guitarrista y talentoso cantante Brian Molko; al larguirucho bajista Stefan Olsdal y al baterista Steve Hewitt en un foro como el mencionado líneas arriba, porque ya este interlocutor los había visto en el Foro Sol en un concierto anterior al aire libre y uno más en un foro cerrado, años atrás, pero no me había causado tan buena impresión como la actuación del fin de semana pasado.

Además, el simple hecho de que actuaron el día que debió tocar los también ingleses The Who en el Foro Sol (como muchos están enterados fue suspendido por bronquitis del cantante Roger Daltrey o porque no se han vendido suficientes boletos para llenar un foro de 60 mil asistentes), fue plausible para alguien hambriento de conciertos y lo mejor en un lugar intimista, con miles de personas menos.

Quizá esta ocasión con los rones bien puestos, la disposición de verles actuar ante poco más de tres mil 500 personas entusiastas y mayoritariamente treintañeras (sino es que asistieron más), el grupo nacido en 1995 en Londres, Inglaterra, inyectó, musicalmente hablando, un "placebo" en mi sistema auditivo que pude realmente apreciarles y valorar su aportación a la música contemporánea.

Mi disposición, más estar con gente de mi generación, más los rones idóneos para relajar el sistema auditivo, y en general el corpóreo; más el sitio sin atascarse, lo cual permitió verles bien sobre el escenario, sin tanta parafernalia y mucha buena música, dio como resultado la suma perfecta para apreciar en su magnitud a Placebo.

Como muchos saben, se le llama "Efecto Placebo" al fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar con un "falso" tratamiento, aparentemente porque el enfermo espera o cree que funciona. En medicina el "Efecto Placebo" suele tener su utilidad en el diagnóstico de ciertos procesos psíquicos y psicosomáticos.

Cual conejillo de indias del destino en un laboratorio de ensayos clínicos controlados donde se aplican a un determinado grupo los "placebos", este concierto me gustó mucho más que los anteriores, porque tenía todo a mi favor, sin prueba ni error. Es más, hasta la banda telonera me llamó la atención: Satin Dolls, la cual para muchos pudo pasar de noche, pero vi a gente aplaudirles y respetarles su participación hasta el final.

Creo que todos estábamos bajo el efecto de algún "placebo", porque todo salió a pedir de boca para esta banda con seis discos entre el glam rock (por sus influencias directas del maestro, el "Delgado Duque Blanco": David Bowie), muchas sonoridades apoyadas en la música electrónica (en especial la batería) y el rock pop vanguardista (por las caracterizaciones estilo T Rex) que los hace distintivos.

Muchos distinguirán en el futuro la voz nasal-afónicamente ronquita de Brian Molko. Eso es inevitable y por esa sencilla razón, serán fuente de inspiración para muchas bandas venideras. Hasta el momento su principal aportación han sido esos seis discos: "Placebo" (1996 y reeditado el año pasado), "Without You I’m Nothing" (1998), "Black Market Music (2000), "Sleeping With Ghosts" (2003), "Once More With Feeling. Singles 1996- 2004" (2004) y "Meds" (2006).

Si quieren saber qué tocaron esa noche del 17 de marzo, les puedo decir que fue un cocktail de 17 rolas, más tres rolas de encore; 20 piezas en total que hicieron un sutil y embriagador recorrido por toda su trayectoria en un lapso de dos horas. No dejaron éxito fuera de la lista: "Space Monkey", "Infra Red", "Meds", "Drag", "Blind", "20 Years", "Special Needs" y "Special K", entre otras que por el momento olvido, pero que ahí, en el ahora llamado Vive Cuervo Salón, disfruté plenamente.

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