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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Este atractivo patán

Semiótica callejera

Por: Edgar León Meléndez

El estudio de los signos en el seno de la vida social. Ese es el significado de semiótica. En pocas palabras, es saber que significa cada signo que vemos en nuestro mundo, desde un letrero de tránsito, pasando por un icono de yeso en una iglesia, hasta los grafitos y formas de hablar o de pararse, de vestir, nos dice algo.

La semiótica no es gran problema para unos pocos, pero parece que a la gran mayoría de la gente le suena como a algo de otro mundo. Razón por la cual novelas como el best seller Código da Vinci surten efecto, pues su recorrido nocturno para salvar su vida y de paso al santo grial fue trabajado con base en la semiótica. Cosa que le gusta al autor, en realidad le gusta la criptografía, pero la semiótica es una herramienta muy clara en esta novela. Más en fin, a mi me compete hablar de arte y no de Best sellers.

En lo personal, conozco la semiótica de escuela, la universitaria, esa de hablar del significado y del significante, de signos y símbolos, la semiótica itinerante, esa de imperativos. Mi editora, a parte de tolerar mi prepotencia y soberbia en esta pretenciosa columna y en medios días de café, trabaja su tesis en una suerte de semiótica con base en un triángulo. Sería bueno que un día se animara a escribir sobre ello.

Pero si hay una semiótica que me ha funcionado todos los días de mi vida, que he entendido y comprendido a tal grado que más que eficaz es eficiente, al grado de la efectividad nata, es la denominada semiótica estructuralista. Aquella donde uno desarma pieza por pieza del objeto tangible o intangible, y a cada cosa se le da un significado para que al final al rearmarlo sin la fachada, nos dé una respuesta a su verdadero significado.

Lo cierto es que se me dio, no lo voy a negar, por qué razón mi ego me lo habría de permitir. Se me dio la semiótica y la uso para todo, excepto para ir al baño, a menos claro que los síntomas estén diciéndome algo.

Ignoro si la psicología y la semiótica sean tan similares, lo que si se es que pueden tener las mismas bases. Una vez a la semana me preguntan si estudié psicología, y aunque me he chutado unos cuantos libros sobre la materia (Freud, Gestalt…) definitivamente no tengo licencia para ello ni me meto en asuntos que le conciernen a los terapeutas. Sólo deduzco los signos y los uso para mí, a menos que alguien me pague para analizar algo. Pero me enfoco a cuadros, proyectos laborales, películas, etc.

Mejor aún sirve para crear tomando como base lo ya solucionado a partir de un signo. Los anuncios de televisión, los personajes de novelas, los autos, todo diseño industrial que tiende a salir de la carrera de ratas y colocarse arriba, tiene un estudio semiótico. Eso incluye, definitivamente, el arte, pues en los productos de las artes, va envuelto el significado de lo que el artista quiere decir. La razón por la cual un cuadro vale lo que vale no es únicamente por el pintor, es por la época y lugar en que fue pintado, por el material usado, por la técnica y en definitiva por la capacidad simbólica de este. La semiótica es también la magia detrás de las palabras, de la danza, de la fotografía, de la escultura, de la música. Incluyendo, tal vez, la magia detrás de las relaciones humanas.

P. D: Si no entendieron, no están usando la semiótica. Y ese ya no es mi problema.

1 comentario

Memo Melendez -

Bastante fumado, pero muy interesante. Entendi el articulo y me parece muy cierto el aplicar la semiotica para todo. Saludos.