Escaramuza
Zapata y la moral oficial
Por: Polo Castellanos
"Zapata no ha muerto y aún cabalga por las montañas del sur"
Carlos Pellicer
El próximo 10 de abril se cumplen años de la traición a Emiliano Zapata. Y como todos los 10 de abril, veremos el desfile de demagogos, traidores y cobardes que desde las tribunas del poder, se desgarrarán las vestiduras hablando sobre el General, su lucha y sobre la Revolución Mexicana. Hoy los traidores a la revolución harán gala de sus sentimientos más "revolucionarios" y utilizarán el nombre de Zapata como su bandera, para seguir perpetrando la traición.
Desde los Pinos, hasta el usurero más mediocre que ocupe un puesto en el gobierno, mascullará el discurso de siempre sobre la libertad y la justicia, sobre la tierra y la libertad. Asunto que ya indigna, pero más patéticos y amorales serán los discursos de la seudo izquierda que ha utilizado la bandera de zapata para hablar de justicia, y que desde que llegó al poder ahora también persigue a indígenas y campesinos como en los casos de Chiapas y Guerrero. Doble es el discurso, doble es la moral de esta autollamada izquierda, que olvidó sus principios revolucionarios y que en un claro ejemplo de "democracia interna" nos puede dar una idea de cómo gobierna.
Los intentos que a lo largo de apenas 89 años, por darle continuidad a la lucha que emprendieran los zapatistas han sido infructuosos y todos han terminado con la traición. El abrazo de Judas del expresidente López Mateos al dirigente campesino Rubén Jaramillo, quien terminara masacrado junto a toda su familia, es un ejemplo de la larga lista de crímenes políticos que se perpetran en nuestro país.
Y si a Zapata no se le hizo justicia, menos a Jaramillo y mucho menos a campesinos, estudiantes, dirigentes, obreros, periodistas, etcétera, víctimas de los crímenes del Estado a lo largo de los sesenta, setenta, ochenta, noventa y hasta el día de hoy.
Para muchos artistas, Zapata no sólo es esa figura imponente, tranquila de mirada profunda y encendida de esperanza… sino también representa parte de la conciencia de un pueblo, cuya voz es callada a diario por la violencia y la ambición. Es un ejemplo de dignidad, de fuerza, de determinación y de acción. Para muchos de nosotros es la voz que podemos pintar sin temor a equivocarnos con el color, la proporción o el matiz. Para quienes hemos llegado a convivir con los viejos zapatistas que todavía quedan, ellos representan la memoria viviente de la dignidad insurrecta, como ellos mismos dicen: "prefiero morir de pie, a vivir arrodillado". Y sigue representando un reto plasmar en un muro la figura de Emiliano Zapata sin caer en el pragmatismo oficial o en el panfleto político, porque ante todo, Emiliano, como muchos otros, era un hombre íntegro. Y más aún es un reto, como artista mexicano, vivir de pie y con la frente en alto.
Así, la imponente imagen de mi general sólo sobrevive en la obra y en los murales que los artistas pintamos; en las miles de calles y callejones que llevan su nombre. De su lucha, de su revolución, de sus ideales… No queda nada. Para los extranjeros es, al igual que Pancho Villa, una garambáina folclórica. Para los políticos y usurpadores mexicanos, la bandera electorera de presidentes y partidos políticos. Sólo en la conciencia de la resistencia de los pueblos más humillados y de los románticos de nuestro país, sobrevive y a veces como una utopía. Por eso mientras exista la injusticia social Zapata no morirá, su lucha sigue viva. Y a todos esos traidores en el poder hay que recordarles que aún, con la desaparición física de Emiliano Zapata, las armas nunca se depusieron, siguen enterradas esperando su momento.
Por eso hoy, el manifiesto zapatista escrito en Náhuatl, que retomara el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el 96, sigue tan vigente como en 1919, año de la traición:
"Todos aquellos pueblos, todos esos que trabajan la tierra, a los que nosotros invitamos que se reúnan a nuestro lado y nosotros daremos la vida a una sola lucha, para que nosotros andemos con ayuda de vosotros.
Que sigamos luchando y no descansemos y propiedad nuestra será la tierra, propiedad de gente, la que fue de nuestros abuelos, y que dedos de patas de piedra que machacan nos ha arrebatado, a la sombra de aquellos que han pasado, que mucho mandan: que nosotros juntos pongamos en alto, con la mano en sitio elevado y con la fuerza de nuestro corazón, ese hermoso que se toma para ser visto, se dice estandarte de nuestra dignidad y nuestra libertad de nosotros trabajadores de la tierra; que sigamos luchando y venzamos a aquellos que de nuevo se han encumbrado, de los que ayudan a los que han quitado tierra a otros, de los que para sí gran dinero hacen con el trabajo de los que son como nosotros, y de aquellos burladores en las haciendas, ése es nuestro deber de honra, si nosotros queremos que nos llamen hombres de buena vida, y bien en verdad buenos habitantes del pueblo.
Ahora pues, de algún modo, más que nunca, se necesita que todos andemos unidos, con todo nuestro corazón, y con todo nuestro empeño, en ese gran trabajo de la unificación maravillosa, bien verdadera, de aquellos que empezaron la lucha, que guardan, en su corazón, puros esos principios y no pierden la fe de la vida buena.
Nosotros rogamos a aquel a cuya mano se acerque este manifiesto que lo haga pasar a todos los hombres de esos pueblos.
Reforma, Libertad, Justicia y Ley."
El General en Jefe del Ejército Libertador del Sur
Emiliano Zapata.Comentarios: polocastellanos@gmail.com
0 comentarios