Blogia
IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Silencios Estereofónicos

Silencios Estereofónicos

La música de Goran Bregović y las orquestas que le acompañaron provocaron el Renacimiento de la Diosa Euterpe

Por: Félix Morriña

 

Tal y como anteriormente le habíamos pronosticado, el genial músico bosnio Goran Bregović iba a deleitar, sorprender y a poner eufóricas a más de cinco mil almas capitalinas ávidas de su histrionismo sonoro en un concierto pedagógico, terapéutico y didáctico en la Plaza Santo Domingo de la Ciudad de México, durante la clausura de la vigésima cuarta edición del Festival de México en el Centro Histórico.

La tarde noche de un domingo lluvioso como el del 27 de abril, Goran Bregović y su Orquesta y Coros para Bodas y Funerales se hizo acompañ

ar del ensamble Instrumenta Oaxaca en lo que fue un concierto único y pocas veces repetible de dos horas y media de duración.

Previamente, Goran Bregović y compañ

ía ya habían ofrecido dos majestuosos y trepidantes conciertos en el Teatro de la Ciudad, y uno más, el pasado viernes 25 de abril, en la Plaza de la Danza de Oaxaca dentro del Festival Instrumenta. El maestro César Delgado con la batuta de la Orquesta Instrumenta ofreció un popurrí con temas tradicionales como "La Sandunga" y "La Llorona", tanto en Oaxaca como en el cierre del mencionado festival cultural, considerado uno de los más importantes de México.

Las primeras notas metálicas provinieron de los pulmones de talentosos jóvenes oaxaqueños, seleccionados previamente para este encuentro especial, en la que compartieron sus dotes rítmicas con el ensamble del

compositor serbio Goran Bregović de una manera en la que sólo caben las metáforas más excelsas.

Goran Bregović se notó cansado de los conciertos anteriores al del domingo, quizá debido al viaje relámpago de Oaxaca a la Ciudad de México o tal vez porque lo

s tragos consumidos en la tradicional cantina de Plaza Garibaldi, El Tenampa, varias horas antes de subir al escenario de la Plaza Santo Domingo, lo noquearon; pero eso no demeritó su calidad interpretativa que fue aumentando conforme pasaba la tarde noche.

Frente al escenario se escuchaba una trompeta, luego un corno y un saxofón; posteriormente seis músicos caminan entre el público, tres por lado, sólo sus notas son más altas que ellos. Al centro del escenario, un acordeón comienza con la fiesta rítmica d

e una banda de etnia gitana, que se ha alimentado con las tradiciones de la música balcánica. Bregović arriba al templete ataviado en blanco, portando una guitarra en color azul metálico, saluda a sus músicos, para dar inicio al concierto llamado “Cuentos y canciones para bodas y funerales".

Acompañado de su conjunto, compuesto por ocho músicos gitanos que tocan instrumentos de viento, un coro de tres mujeres vestidas a la usanza de Los Balcanes, 13 cuerdas, 15 integrantes de coro clásico y un cantante que hace la segunda voz y percusión, ofrecieron un inolvidable recital. El compositor embriagó a los presentes y los condujo por un mar de emociones y atmósferas musicales explosivas.

Antes del concierto Bregović expresaba que “son técnicas completamente diferentes, dos locuras en contacto. La tradición de tocar los metales es muy fuerte aquí, igual que en los Balcanes. Vi que los mexicanos leían las notas, pero pude verlos tocando lib

remente como mis músicos, incluso leyendo las partituras tocan con este sentimiento libre".

César Delgado se refirió al primer ensayo: "Se dio un tiempo mágico, donde los oaxaqueños tocaron los jarabes y ellos intentaron emularlos, luego al revés, fueron unos minutos mágicos de música compartida". Ya en el escenario dijo haberse sentido "un poco tenso, ya que es música poco conocida para los músicos regionales. Yo tuve la oportunidad de escuchar la música balcánica a través de compañeros de Europa y es toda una tradición".

Al interpretar “Sacramento”, a Bregović no se le veía muy contento, algo pasaba con la amplificación y se lo hace saber a señ

ales al técnico. Luego comienza a disfrutar y luce sonriente. El percusionista y cantante Alen Ademovic causa furor, su entonación gitana es aclamada con gritos a cada momento por decenas de personas asentadas en semáforos, ventanales, casetas telefónicas, toldos y todo lo que pudiera permitir una mejor visibilidad hacia el escenario.

Uno de los cornistas arios de la Orquesta de B

regović levanta el dedo pulgar a su similar oaxaqueñ

o y le sonríe. Goran con su guitarra eléctrica aporta un toque rockero a la música y el público enloquece con brincos, bailes y aplausos que duran minutos.

Una tuba nacida en Bosnia conecta su potencia con una tuba mayor cultivada en Tlahuiltopetec. Una trompeta bruñida en los Balcanes hermana su erección áurea con una trompeta púber acariciada en Macuilxochilt. Un sax tenor serbio tiene sex y nervio con una flauta traversa transida en Ocotlán. Todo lo mueve el alter ego de Goran

Bregović y el resultado es el Paraíso.

Durante poco más de dos horas en la Plaza Santo Domingo en el cierre de la reciente edición del Festival de México en el Centro Histórico, miles de almas mexicas e invitadas entidades extranjeras celebraron (con todo y un temblor que nadie se dio cuenta alrededor de las 19 horas en pleno festejo del cuerpo) el ritual con músicos madurados en la Europa del Este, que se adueñan del planeta con su magia y una docena de voces mexicanas, todos haciendo música en serbocroata, zapoteco-mixe. Ellos son en conjunto el esperanto musical, la esperanza del idioma del planeta, el primer lenguaje que tenemos los seres humanos: la música.

Sin lugar a dudas, el concierto "Orquesta y Coros para Bodas y Funerales" (igual que el nombre de

su orquesta) de Goran Bregović e Instrumenta Oaxaca es de lo mejor que ha habido en este país en lo que va de la primera década de este joven siglo XXI.

0 comentarios