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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Ley del Libro sí, pero con continuidad

Ley del Libro sí, pero con continuidad

Verónica Zamudio, editora independiente, opina que a la par de la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro deben aplicarse programas para generar lectores

Por: Silvia Márquez / Toluca

En días pasados Felipe Calderón promulgó la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, casi dos años después de que Vicente Fox vetara uno de sus artículos. Lo que se conoce como la legislación que permitirá, entre otras cosas, el precio único de los libros, ha sido calificada por muchos como inconsistente, aunque otros ven en ella diversas áreas de oportunidad para aplicar programas que impulsen el hábito lector.

Es cierto que la ley es sólo el inicio de un largo recorrido por la difusión y promoción de las letras, pues será hasta noviembre cuando se instale el Consejo Nacional de Fomento para el Libro y la Lectura, que dependerá de la Secretaría de Educación Pública. Dicho órgano deberá elaborar el Programa de Fomento para la Lectura y los Libros y aplicarlo.

Tal es el punto nodal en el panorama de los libros en nuestro país, pues a decir de Verónica Zamudio, editora independiente,

 

el de los libros es un proceso de comunicación.

"La comunicación no se da si el receptor no ha asimilado el mensaje. En un tiempo se creyó que con sólo emitir el mensaje ya estaba, pero no, hasta que el receptor lo entiende se completa el proceso de comunicación. Yo creo que es igual. Puede existir esta legislación, estos programas muy valiosos, pero si el potencial lector no lee los libros, no está completo el procedimiento", opinó.

La integrante de la editorial Mirabilis, reconoció que el principal reto al que se enfrentará la aplicación de esta ley es la continuidad, "tal vez en un inicio sí tenga un impacto, como hace diez años lo tuvo la implementación de libro clubes. El problema es el seguimiento (...) En general ciertos programas en los que se va a apoyar la ley van a tener la dificultad del seguimiento, que es lo más costoso, puesto que los libros pueden tener ediciones muy económicas para que nos lleguen a todos, pero la distribución, la aplicación de los programas, es lo complicado".

Zamudio recordó que uno de los principales problemas en México es la falta de lectores.

"El pequeño grupo de lectores en todo el país, estamos felices porque vamos a tener mayor acceso a los libros, mayor intercambio. Hay editoriales grandes que se comprometen a editar de manera económica algunos textos importantes y eso va a beneficiarnos, pero una vez que ya esté el material ¿qué va a pasar con él?. Aunque se pueda hacer el esfuerzo de la distribución, ¿quién los va a querer comprar?. Las editoriales tienen un tiempo de almacenaje y terminado este tiempo tienen que desocupar las bodegas y hacer los libros confetti.

"Apenas estuve en un foro de promotores culturales que organizó la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y nos comentaron que en las tres ciudades más grandes del país, Monterrey, Guadalajara y el Distrito Federal, recientemente aplicaron una serie de encuestas y arrojaron datos espantosos. En esos números podemos ver qué porcentaje de gente nunca ha leído un libro o nunca ha entrado a una biblioteca. Los datos más moderados son que el 60 por ciento de la población no ha hecho una actividad cultural. Si esto lo dimensionas en las ciudades pequeñas, en los municipios, o en los poblados alejados, se va hasta arriba del 90 por ciento".

Como siempre se ha dicho, el acercamiento a alguna actividad sólo puede ser mediante sus características lúdicas. El trabajo de fondo debe darse con niños y jóvenes y tomar en cuenta que "es muy significativo que todos los que nos dedicamos a la cultura hemos tenido algún tipo de experiencia con los libros a muy temprana edad".

Verónica relató que en este momento tiene la experiencia de trabajar de cerca con niños gracias a un curso de verano en el que se imparte un taller editorial y uno de técnicas de encuadernación.

"Te puedes dar cuenta por medio de esos ejercicios que a los niños les encanta todo esto. Cuando ellos ven la capacidad que pueden tener de hacer un libro, lo presumen, andan con sus libros para todos lados. Obviamente eso es a muy bajo impacto porque son pocos alumnos. En otro taller de literatura que imparte Sergio Ernesto Ríos, ya se pusieron a escribir cuentos y ya saben que pueden encuadernar su material, luego pueden escribir sus cuentos en ese material y ya tienen un libro. Entonces el libro ya no es un objeto lejano, aburrido, ni extraño; ya es un objeto que ellos pueden dominar y crear.

"Ahora que un niño te diga ‘yo puedo hacer un libro’, es totalmente revelador. Estos pequeños ejercicios son los que van a permitir que los grandes esfuerzos se retroalimenten".

 

Edición independiente

Mirabilis se encuentra en pausa. No por eso ha muerto. Tiene proyectos en puerta, pero ahora lo más importante para sus integrantes es la profesionalización de lo que hacen: crear libros.

"Las editoriales independientes enfrentan principalmente dificultades en la distribución (...) en Mirabilis llegamos al punto en el que sabemos que necesitamos reorganizarnos porque el trabajar de puro corazón no te permite tener un impacto importante.

"Ahorita en lo que estamos es andar en seminarios, congresos y talleres para informarnos, para aprender procedimientos. Tenemos mucho trabajo, tenemos que platicar mucho para consolidar algo. Las ganas y el interés sí están.

"Estamos haciendo una pausa en cuanto a editar cosas porque justamente queremos primero informarnos. Si antes editábamos 100 ejemplares, ahora queremos hacer 500 y 50 especiales que sean hechos a mano para colección.

"Tenemos un par de proyectos pendientes y que justamente no los queremos hacer apresuradamente, ya no queremos echar mano a la improvisación, queremos disfrutar del tiempo, de la elaboración, desde que está listo el texto, las ilustraciones, el trabajo de edición, la publicación.

"Sí es un procedimiento largo porque no contamos con todo el recurso, sin embargo tampoco queremos hacerlo mal".

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