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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

La ventana indiscreta

La ventana indiscreta

Más extraño que la ficción

 Por: Eridania González Treviño

"¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, /

una sombra, una ficción, /y el mayor bien es pequeño. /

¡Que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son!"

Pedro Calderón de la Barca


En un aparente homenaje a la creación literaria, a partir de la crítica y la teoría, se lleva a la pantalla de cine un guión escrito por el estadounidense Zach Helm y dirigido por el alemán-suizo Marc Forster, cuyo título hace referencia al universo ofrecido por las letras desde sus orígenes: Más extraño que la ficción (Stranger than fiction, 2006).

Este filme representa una estrategia narrativa utilizada de manera consciente en la literatura de inicios del siglo XX y las vanguardias –aunque ya encontramos este recurso en la maestría de Calderón de la Barca y de Shakespeare–, cuando la teoría literaria, en especial el estructuralismo (a mediados del siglo pasado), comienza a estudiar la obra a partir de sus elementos componentes, por un lado el texto, por otro al autor, el narrador, el narratario y personajes en sus diferentes roles, incluso con sus intromisiones en el papel de otros.

Inicia con la voz en off que indica la presencia de una narradora que relata la historia conforme se sucede, de esta manera describe únicamente lo que el personaje hace en el momento de la enunciación narrativa y ofrece datos que a la vista del espectador son evidentes: cuenta los hábitos de un hombre de "interminables cálculos y poquísimas palabras" y de su azul y sofisticado reloj pulsera. Un hombre solitario cuya existencia comienza cuando está a punto de terminar. Un hombre que no es hombre sino personaje.

Este comienzo tradicional y lineal en el filme se transforma en uno más complejo con pequeños detalles que se encuentran dentro de la larga lista de recursos retóricos de los que están plagadas las obras literarias, por ejemplo, otorgar a los objetos cualidades humanas (prosopopeya), y presentar imágenes que en la realidad sólo se materializan en la mente, y que en la pantalla toman una forma específica que armoniza con todos o un elemento de la construcción artística.

De esta manera, mientras el narrador relata la construcción del personaje, a éste lo veremos envuelto en números, líneas, medidas exactas en cada paso, y un cronómetro en acción de todas sus actividades. Un ser creado para trazar esquemas gráficos de todo (blueprints) y cuya palabra preferida es dígito. Todo, completamente todo lo que lo rodea y lo define son números y elipses trazados en un blanco casi subjetivo. Estos elementos mostrados, no son más que un aviso, un guiño de que lo que el espectador ve es un sumiso asomo del creador.

En la linealidad del desarrollo de la película, la narradora pierde su deficiencia, y sube un escalón dentro del mundo poderoso de la creación artística, así su omnisciencia gana terreno pero la traiciona. El personaje escucha su voz, y se sabe creación artífice de una ficción. La narradora es enfrentada y cuestionada pero hasta ese momento no emite ninguna opinión, dicta el relato como el ser invisible, ficcional y poderoso para el que fue creada. El personaje se encuentra ante una narradora que conoce su existencia total, pasado, presente y, por supuesto, el futuro, que sin mayor tiento le es revelado por aquella voz desconocida.

Esta voz omnisciente que viene del más allá, que todo lo ve y todo lo sabe, rompe la rutina del personaje, se rompen los números, las cuentas y el tiempo perfectamente cronometrado, y, por supuesto, se rompe la relación inmaterial hombre dios, personaje – autor.

El autor, como tal, no es una construcción artífice, sin embargo, su intervención dentro del relato y su enfrentamiento físico con el personaje lo convierten en un ente ficcionalizado que tomará parte de la historia, pero en Más extraño que la ficción, debido a que se trata de un medio de expresión totalmente diferente al de la literatura, el autor se convertirá en un personaje construido por alguien más poderoso que autoriza ser interpretado por una mujer con ciertas características físicas y psicológicas. Esta autorización se hace evidente cuando notamos que los diálogos suponen una enunciación a la par de una acción. Así, cuando el personaje escucha la voz y la reta, el narrador guarda silencio y deja paso a la voz del personaje.

Es una historia donde todas las reglas se rompen, y el absurdo impera como lo hace en la vida real. Se trata de un ejemplo de la creación del universo en una escala menor pero que en sí mismo es infinito. Se trata del destino inapelable del hombre y de la muestra de su pequeña existencia colocada ante un gigantesco, loco y voluble desconocido que decide cómo, cuándo y dónde llega a su fin cualquier historia.

 

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