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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Mantarraya

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Apuntes sobre la migración 

Por: Heber Quijano 

Al hombre primitivo siempre le causó miedo todo aquello que no cupiera dentro de sus cuadrados conceptos cavernícolas. Con el paso del tiempo, el pensamiento primitivo fue creando una manera de interpretar el mundo a través de la mitología. Sin embargo, la mitología dejaba sus huecos más terribles para lo inexplicable, y lo transformaba en los seres más terribles, en los lugares más terroríficos. Allí podemos hacer largas listas: el infierno, el Érebo, el Mictlán, los gigantes, los dragones, las brujas, los duendes. El miedo es siempre el telón de fondo con el que se teñían dichos conceptos, y que aún siguen permeando nuestro pensamiento, el miedo a lo desconocido, al otro. Y así como Paul Valery decía que "el miedo lo crea todo", así hemos convertido nuestro más profundo miedo en una razón, una explicación, una persona, un símbolo.

Hoy por hoy, en las lindes de un mundo que busca la seguridad por sobre todas las cosas (la seguridad de tener electricidad, de no perderse la telenovela de la noche, de tener el aguinaldo en la bolsa), a nuestro inconsciente nos llega conscientemente un miedo, el más aterrador: "perder el empleo". José Saramago lo llama el miedo metafísico de nuestros tiempos. Al paralelo, nuestros tiempos de globalización han generado un fenómeno por demás sintomático: la migración.

El reciente ascenso de Barack Obama a la oficina Oval levantó muchas esperanzas hacia los inmigrantes ilegales en Estados Unidos, que habían sido perseguidos puntualmente desde distintos cuarteles: los medios, la ley Sensenbrenner, la Operación Guardián, los artículos de "intelectuales" como Huntington, entre otros.

En España, las restricciones para los turistas son cada vez más asfixiantes. Después del 11-S, para Brasil ya es necesario tener visa. De la misma forma, la migración de los países africanos hacia Medio Oriente y hacia Europa crece cada día; así también de los países de la extinta Unión Soviética como de América Latina, el éxodo de la población rural sigue persiguiendo el sueño arcaico de la prosperidad en la ciudad, símbolo del centro de poder económico.

La economía neoliberal ha generado que el campo rural muera de inanición laboral, con pocas posibilidades de salir del rezago, tanto educativo como productivo.

El terror, pues, es que los migrantes consigan nuestro trabajo ya por menor salario, ya por desesperación. Y si el racismo no ha sido erradicado en su totalidad, este fervor chovinista-laboral suena como bomba de tiempo en los barrios pobres, en los suburbios, y de pronto explota en agresiones colectivas o particulares. Así pasó con la turbamulta en París, o en los ataques neofascistas en España e Inglaterra.

El miedo al otro que sigue vigente, cierne gargólicas garras en la "seguridad" económica de quienes se hallan en competencia con estos extranjeros ávidos de trabajo. Así como se culpó a los judíos, así se irán agregando a los "malos", los "culpables", los "infecciosos": migrantes, pobres, enfermos (de SIDA y homosexuales), desempleados.

En fin, todo aquel que no sea la repetición de un esquema en la publicidad y el mercadeo, todo aquel no es como yo. El otro.  

heberquijano@hotmail.com

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