Casa de las Diligencias lucha contra su propia inercia
La falta de visión de los ‘administradores culturales’ lleva a que centros como la Casa de las Diligencias permanezcan en el limbo de la vida cultural de esta ciudad
Por: Silvia Márquez / Toluca
Una visita matutina a la Casa de las Diligencias despertó algunas preguntas sobre el papel que deben cumplir ante la sociedad los centros culturales, sobre todo los universitarios.
A la entrada del recinto se puede leer "Recepción", aunque la función del pequeño cuarto es solamente proporcionar a los visitantes folletos y algunas invitaciones que se colocan sobre una mesa, por cierto, de algunos eventos o cursos pasados.
Sin encontrar a alguna persona que pudiera proporcionar información adicional, el visitante se puede guiar con las notas de melodías ‘cumbiancheras’ y las palabras altisonantes pronunciadas por trabajadores que pintan las salas de la planta alta de la casona ubicada en la esquina de las vialidades Independencia y Juárez.
Si el visitante hace caso omiso a lo antes descrito, puede continuar el recorrido en una de las salas del Centro Cultural, donde se ofrecen exposiciones temporales casi cada mes. Una oferta que podría resultar prometedora, pues los artistas cada vez que pueden alzan la voz ante la falta de espacios para exhibir sus obras.
La primera muestra sufre de la falta de visión en el montaje, pues sin luz, fichas técnicas diminutas y letreros por todos lados que advierten al visitante "no subir los pies a la pared", hacen que la obra plástica quede en un segundo lugar, pues no permiten el lucimiento propio de formas y colores.
Al pasar entre los autos que están en el patio central de la casa (que en días pasados fungió como estacionamiento, tal vez por el curso "Metodología de la investigación en Ciencias Sociales", impartido en el Centro), se puede llegar hasta la escalinata central, que conduce a la siguiente sala de exposiciones.
La música es más fuerte conforme se avanza entre los pasillos. En una puerta se puede leer "Exposición de acuarela. Temas de Ajedrez de Helena Vanegas". Sin embargo, la sala no se distingue entre las demás, que fungen como oficinas administrativas, ya que sólo está iluminada por la luz que entra a través de las sucias ventanas.
Los sentidos tienen que reajustarse a la pardusca iluminación para descubrir una exposición con obras de baja calidad. Cuando la atención se centra en el montaje, las acuarelas se convierten entonces en lo "mejor" de la exposición. Resulta sorprendente que las mamparas, que en algún tiempo fueron blancas, ahora muestren un deteriorado estado: rayas y manchones por doquier.
Pedazos de cinta adhesiva que sirvieron para pegar los cuadros y fichas técnicas se asoman entre ellos, mostrando un total descuido en esta exposición. Los cuadros mal alineados impiden hablar siquiera de un discurso museográfico o una intención curatorial en la muestra.
Del otro lado de la sala, una serie de manualidades se abre paso entre los descuidos de fondo y forma.
Y no se trata de que el C.C.U. Casa de las Diligencias sea un museo cuya única ocupación sea montar exposiciones. Sabemos que hay cursos y diversas actividades entre sus paredes, pero la pregunta es si Toluca necesita llenarse de "exposiciones" que denotan la mala calidad e intrascendencia, incluso por quienes las montan.
La sugerencia de este medio informativo fue, desde hace meses, que las autoridades de la Casa de las Diligencias pusieran un poco de empeño en las actividades que pretenden darle vida al centro cultural.
Pero el tiempo pasa; entre descuido y descuido se deja ver que el rumbo de Diligencias apunta a la apatía e inercia en la que ha caído, al no entender que los centros culturales son un eslabón entre la formación, actividades artísticas y la sociedad.
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