Noche de danza en la Felipe Villanueva
Receta para volar se presentó como el primer proyecto del grupo independiente Mudanza
Por: Silvia Márquez / Toluca
El proyecto independiente de danza Receta para volar abrió y cerró una mini temporada el pasado fin de semana en la Sala Felipe Villanueva.
Tres presentaciones, una el sábado y dos el domingo, bastaron para que el grupo de artistas independientes Mudanza lanzara su carta de presentación ante el público que hizo una buena entrada en la sala de conciertos.
Desde la esquina de las avenidas Morelos y Quintana Roo, se podía leer "Hoy, danza a las 19 horas", a la usanza de las carpas de maravillas en los pueblos de antaño.
En la taquilla se ofrecían los boletos que, tras 40 pesos, daban paso a una fila expectante en la antesala del espectáculo.
Minutos después de las siete de la noche las puertas se abrieron y una voz por micrófono anunció la tercera llamada ante un escenario vacío, con el piano de casa escondido en un rincón y un templete de madera en el fondo.
La apertura del espectáculo, Primera escena de un cuento, tomó forma entre los movimientos de tres bailarinas en escena. Al lado, los 12 bailarines restantes dormían soñando con las ilusiones de la infancia, reflejadas en su vestuario parchado y cabellos despeinados.
El cambio en la música sirvió de corte y final del número, para dar paso a un bloque alejado de la estética clásica. Tanto la música, como el vestuario y los movimientos se centraron en el tema urbano, sin dejar de lado las marcadas reminiscencias de danzas urbanas norteamericanas.
De repente, un pas de deux rompió la estructura urbana, introduciendo algunas variaciones a las posturas clásicas del ballet. Una obvia historia de amor entre un repartidor de periódicos y una niña bien fue el pretexto para hacer el enlace entre lo clásico y lo contemporáneo.
La música seguía el camino entre una selección ecléctica que incluyó desde Björk hasta Lila Downs y después de breve intermedio, De cara a la pared, nombre de la siguente pieza, permitió de nuevo la participación de las tres bailarinas iniciales bajo la canción de Lhasa de Sela.
El concepto del espectáculo proponía un momento de reflexión, apoyado con la iluminación y movimientos sutiles, antes de dar paso a la improvisación, uno de los elementos característicos de la danza contemporánea.La técnica lució más que la expresividad y la última parte del programa osciló entre la improvisación de Andrea Carmona, directora del espectáculo, y la participación de todos los bailarines en una versión conteporánea del son veracruzano.
Al final los aplausos cobijaron a los participantes, 10 de la compañía Tanz de Toluca y cinco de la Universidad de las Américas de Puebla, mientras Andrea Carmona explicaba la importancia de los espacios para artistas jóvenes.
El proyecto independiente se cristalizó en uno de los foros más representativos del arte en Toluca. La promesa es grande y la búsqueda también.
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