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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Escaramuza

Derechito al oscurantismo

Por: Polo Castellanos

Noventa millones de pesos le costará a los tapatíos regresar al oscurantismo. Ante el anuncio de su gobernador de homenajear a los cristeros con un mega templo para promover el "turismo religioso", no me quedó más remedio que rezar tres Aves Marías, prenderle una veladora a San Benito Juárez y una velita a Plutarco.

Ya ha habido diversos intentos de la Iglesia Católica por reformar el espíritu laico de la Constitución mexicana, incluso ha encontrado a sus feligreses más demenciales en las cortes del poder, desde secretarios de estado hasta presidentes. Hoy, la nueva Inquisición sigue con su perversa idea de regresarnos al oscurantismo, ahora a través de sus lacayos en el poder. Y con un templo auspiciado por el erario público.

No les son suficientes las normatividades constitucionales que permite a las iglesias explotar la idiosincrasia de las personas para su beneficio. Por el contrario, buscan a toda costa encontrar los mecanismos suficientes para seguir administrándole su opio al pueblo. En tiempos donde la credibilidad del catolicismo cada día pierde más adeptos ante otras religiones y la proliferación de sectas y religiones alternativas que ponen en peligro la "fe" que durante más de quinientos años ha sometido a los pueblos de América. Ahora, resulta que el estado les va a patrocinar los templos.

Este nuevo concepto de "turismo religioso" sólo pudo haber sido acuñado por un fanático para justificar la abominación que se pretende hacer con los impuestos de los tapatíos. Una cosa es que los turistas nacionales y extranjeros visiten, como parte de su recorrido cultural, las miles de iglesias y templos históricos que forman parte del patrimonio cultural de México y en su trayecto vayan dejando una gran derrama económica y otra muy distinta es que los turistas acudan ex profeso a hacer este recorrido para rezar y escuchar la palabra del Señor.

Para la nueva "cristiada", que seguramente está feliz porque cree que se le está haciendo justicia, reformar el artículo 3º, 24 y 130 de la Constitución representaría una manera de justificar las atrocidades que viene perpetrando la Iglesia desde siglos. El asunto de la "verdadera libertad religiosa" pone en peligro la imparcialidad del Estado mexicano al respecto de las religiones. Imaginémonos por un momento que la educación sexual en las escuelas primarias sea impartida por los paidófilos que se esconden debajo de las sotanas y que son protegidos desde el Vaticano; o que nuestros hijos acudan a la escuela y en lugar de memorizar el Himno Nacional regresen a casa susurrando los Diez Mandamientos. No, ¡ni lo mande Dios!

Por otro lado, las arcas de la Iglesia son las que más llenas están, sólo hay que ver la camionetita blindada en la que humildemente se transporta el señor Arzobispo o los anillos, cadenas y joyería en general que también, humildemente, porta la aristocracia eclesiástica después de predicar en las misas la justicia, la humildad, la honestidad, etcétera. Por qué no los 90 millones de pesos salen de ahí y no del bolsillo de los ciudadanos que cumpliendo con sus obligaciones pagan puntualmente impuestos. Sería como quitarle un pelo a un gato. Ya de por sí, la ignorancia de la gente es la que sostiene a la nueva Inquisición, por qué no de sus limosnas le sostienen también sus templos. Pero del Estado ni un centavo. Ahora resulta que además es el Gobierno el que descaradamente desviará recursos prioritarios en otras áreas para satisfacer su fanatismo y lavar sus pecados con la Iglesia.

Si con este demencial fervor católico, los Gobiernos actuaran respondiendo a la voz popular que reclama justicia social, quién sabe, tal vez algún día no sólo les construyamos un templo, sino beatifiquemos a Francisco Villa, a mi General Emiliano Zapata y a tantos otros; o vayamos al templo de los agraristas o al de los jaramillistas a rezar por los campesinos y a curarnos con agua bendita. Y quien quita y quizás también, América Latina, algún día, acuda a rezarle a San Che Guevara a su basílica. Entonces, 90 millones de pesos acabarán en las arcas de la educación, para invertirse, devotamente en: enseñar a leer y escribir, rescatar la historia y la cultura de nuestro maravilloso pueblo, creyente de las instituciones por las que votó libremente en elecciones "democráticas" y que "impulsan" el turismo educativo y cultural y no el turismo oscurantista. Amén.

Comentarios: polocastellanos@gmail.com

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