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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Las razones del diablo

Las razones del diablo

Arthur C. Clark

Por: Dionicio Munguía J.

No sé qué tipo de homenaje habrá hecho Stanley Kubrick al saber de la muerte del autor de Odisea del Espacio 2001, obra maestra de la literatura de ciencia-ficción, pero algo habrá hecho. No en vano le proporcionó una de las mejores historias no escritas para cine, que tuvo la suficiente fuerza como para pasar a la historia del cine mundial y convertirse en ícono, casi en religión, de un grupo de seguidores que poco a poco se van haciendo menos. Las imágenes de la película han traspasado la cultura pop en que fueron pergeñadas. Su violencia visual y psicológica crearon un hito llamado cyberpunk, aunque en el Primer Encuentro Nacional de Ciencia Ficción, Fantasía y Horror realizado en Puebla en 1991, sostuvieran al principio que Odisea del espacio no era precisamente la precursora de este género, cosa que se demostró poco después, agregándola junto a Naranja mecánica como las pioneras del género.

Clark fue inteligente y realizó una secuela que tuvo más ventas que calidad. 2010, el año que hicimos contacto no tuvo la fuerza de la primera parte aunque las ventas, tanto de la película como del libro fueron, para ese tiempo, estratosféricas. Clark, supongo, aprovechó el impulso de Odisea del espacio y lanzó ese producto meramente comercial. Respetable intento, por cierto, lo que le hizo ganar el suficiente dinero para retirarse a Sri Lanka y olvidarse de los inconvenientes capitalistas de su país.

Fuera de esos dos libros conocidos y que son referencia obligada del autor, Arthur C, Clark publicó cuentos y novelas cortas de mayor calidad; aunque es conocida su obra por seguidores del género, no lograron una difusión mayoritaria ni fueron best sellers de gran trascendencia. Aún así, Clark fue un escritor de gran aliento e imágenes realmente sorprendentes. Uno de los pasajes que se salvan de 2010 es aquel donde describe con lujo de detalles el momento en que la luna de Júpiter, Europa, va siendo devorada por cientos de miles de monolitos para transformase en un nuevo sol, iniciador de la vida más allá de nuestro planeta. Cada fragmento de la narración mencionada es un logro literario que no se complementa en la obra completa. A pesar de que el libro no es un dechado de virtudes, y de que la película, no realizada por Kubrick, tampoco haya sido algo memorable, la figura del escritor norteamericano campeó de tal forma en la comunidad de la ciencia ficción internacional, que su influencia narrativa dejó un legado de escritores bastante agradables, aunque, como en todo, hubo algunos que no supieron seguir su herencia.

Sin embargo, la figura de Clark será, lamentablemente, recordada por Odisea del espacio y no por cualquier otra de las obras que publicó en vida. Será necesario acercarse a la obra de Arthur C. Clark. Posiblemente nos encontraremos algunas sorpresas. No tengo a la mano las ediciones de editorial Bruguera, esa colección maravillosa de ciencia ficción, la mayor parte antologías en diversas corrientes, donde aparecen nombres ahora tan conocidos como Theodore Sturgeon, Asimov, Harlan Ellison, Clifford D. Simak, entre otros.

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