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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Silencios Estereofónicos

Silencios Estereofónicos

Rod Stewart supera las anteriores presentaciones en México con memorable concierto

Por: Félix Morriña

Me atrevo a decir que el concierto del pasado sábado de Rod Stewart en el Auditorio Nacional fue de los mejores de su historia, porque superó con mucho lo ofrecido en las pasadas tres ocasiones que ha visitado al país. Les recuerdo que Rod Stewart estuvo en 1989 por vez primera en el estadio Corregidora de Querétaro, donde nos dejó boca abiertos a los miles de asistentes por su manera de manejarse en el escenario, su energía, su excelente voz, en pocas palabras su profesional histrionismo.

La segunda visita fue en diciembre de 1991 en el Palacio de los Deportes, donde el concierto fue regular, y la tercera ocasión, en mayo de 2002, en el Auditorio Nacional dejó mucho que desear. Estas dos presentaciones fueron superadas por la de 1989 en Querétaro y para sorpresa de los 10 mil asistentes al Auditorio Nacional, el pasado sábado 29 de marzo, fuimos testigos del mejor recital rockero del cantante británico.

Rod Stewart regresó a México para dar cuatro conciertos: la noche del pasado jueves 27 en Guadalajara, Jalisco; las del sábado 29 y domingo 30 de marzo en la Ciudad de México (Auditorio Nacional) y el del martes 1 de abril en Monterrey, donde se portó como uno de los mejores dentro de la escena internacional.

Rod Stewart tocó por espacio de poco más de dos horas los éxitos que ha tenido a lo largo de cuatro décadas de trayectoria, mismas que han sido aderezadas con excesos de antología, decadencia y buena vida. Entre las canciones más importantes que interpretó están "Maggie May", "¿Crees que soy sexy?", "Yo no quiero hablar sobre eso", "Por siempre joven", "Esta noche es la noche", "Piernas calientes", "Navegando", "El primer corte es el más profundo", el cover de "Padre e hijo" de Cat Stevens y tres rolas homenaje a Creedence, entre ellas "¿Quién detendrá la lluvia?".

El concierto fue ornamentado con videos en blanco y negro de momentos sublimes en la vida de Rod Stewart, como su ilusión de jugar siempre en el Celtic de Escocia, su amado equipo, y del cual vimos algunas jugadas en las dos gigantes pantallas colocadas en el recinto de Reforma y Campo Marte. La banda de soporte que acompaña a Stewart en esta gira es de primerísimo nivel y no se diga la saxofonista que lució como una femme fatal sobre el entarimado. La violinista además de hermosa, toca como si se tratara de su último concierto en vida.

Las tres coristas negras dieron cátedra de cómo se deben cantar las rolas del bien portado, elegante y todavía de buen ver de Rod Stewart, porque déjenme contarles que el lánguido cantante arrancó suspiros de cientos de féminas cuarentonas, también de muy buen ver.

Fueron poco más de dos horas bien invertidas a pesar del costo de los boletos (dos mil 200 pesos el más caro y el más barato casi 400 pesos), más gastos de estacionamiento, bebidas y comidas. Valió la pena sumergirse en la nostalgia ochentena con uno de los grandes. Los que estuvimos ahí agradecemos a Rod Stewart que se haya preparado para esta gira internacional, mostrándonos su profesionalismo y su entrega para complacer a sus seguidores mexicanos.

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