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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Las razones del diablo

Las razones del diablo

Gelman y el Cervantes

Por: Dionicio Munguía J.

La poesía es un árbol sin hojas que da sombra

Juan Gelman

 

No importa el hecho de que Gelman sea argentino, mexicano, uruguayo, brasileño, chileno, ecuatoriano, venezolano o español, es poeta y grande, con gran voz y fuerza, es hombre inmerso en la poesía con la pasión de alguien que goza escribiéndola y vive leyéndola. Leí en la prensa nacional el pasado martes una entrevista a Gelman. En ella, el poeta hace un recuento de las necesidades poéticas propias, de las definiciones de lo indefinible (la poesía es un algo indefinible, pero al que todo el mundo quiere ponerle una definición), de la necesidad de la verdad, la única a la que los hombres no quieren ver desnuda.

Gelman ha tenido muchas cosas que ver en mi vida literaria. Su poesía apareció en el momento adecuado para todo mi entorno, cuando la indecisión de seguir en el camino de las letras era un recurso de la depresión para incitarme a algo más que simplemente escribir. Encontré en el poeta Gelman esa pasión para seguir, cuando dijo, en una entrevista publicada por allá de los años setenta, que todos los escritores deben vivir con una obsesión, y cuando ésta se acabe, encontrar otra y otra, porque sin obsesiones, los escritores mueren.

Y fue su lectura, sus poemas, junto a los de Sabines, que también en estos días, junto con Paz, cumple años de haber fallecido, los que me reconciliaron con la existencia. Poemas que subyugan en la simplicidad de la palabra, en la sencillez de quien se sabe escritor de imágenes, de silencios, de sueños. Siempre que puedo lo releo, lo descubro, lo asimilo con la misma sensación de la primera vez. Y esa primera vez siempre será la primera vez en todo. Leer a Gelman es encontrar ese sonido de la nostalgia que subyuga, la voz de un hombre que ha sabido superar las vicisitudes de la vida y guarda los sentimientos en el mismo lugar donde se guardan los poemas.

Gelman recibió el día de ayer el Premio Cervantes de Literatura, el considerado el Premio Nobel de la lengua española, el más grande galardón para los escritores en nuestra lengua. Y me da gusto que lo reciba, me llena de placer el leer sus palabras y volver a leer sus poemas, porque se han vuelto tan necesarios, tan indispensables, que pienso en Brecht cuando escribió que los hombres que luchan todos los días son los imprescindibles. Y así será siempre Juan Gelman, un imprescindible en la poesía contemporánea. Para concluir esta celebración quiero transcribir un breve poema de Juan Gelman titulado Alza tus brazos: Alza tus brazos, / ellos encierran a la noche, / desátala sobre mi sed, / tambor, tambor, mi fuego.

 

/ Que la noche nos cubra con una campana, / que suene suavemente a cada golpe del amor. / Entiérrame la sombra, lávame con ceniza, / cávame del dolor, límpiame el aire: / yo quiero amarte libre. /

Tú destruyes el mundo para que esto suceda / tú comienzas el mundo para que esto suceda.

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