Mantarraya
Engaños de la luz. Bioluminiscencia Por: Heber Quijano "Nada es verdad, ni nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira", es ya una que todo mundo reconoce para distinguir los distintos matices con que la verdad puede ser percibida. La analogía bien puede ser suplida por otra semejante: en un lugar sin luz, nadie puede ver las sombras. La luz es y ha sido siempre un simbolismo de la inteligencia humana, o bien, un acto creativo, que da vida, que ilumina. Por eso siempre que surge un descubrimiento le damos luz, como a un niño recién nacido. En esta ocasión quiero tratar casos que también pueden ser igual de simbólicos: la bioluminiscencia. El caso más conocido es el de las luciérnagas hembras que convocan así a su celo. Dicho caso, tan simbólico en el aspecto sexual y tan preferido por los poetas (y que bien podría ser una metáfora de nuestro propio comportamiento seductor, lleno de lentejuelas, alcohol, baile y luces de neón) me condujo a una ingenua curiosidad para investigar un poco sobre este fenómeno tan peculiar. Y, aprovechando las bondades de la Internet, pues me di a la tarea de buscar un poco. La bioluminiscencia es el fenómeno natural en el que los seres vivos producen luz. Además de las luciérnagas, también es provocada por bacterias (Bacterium phosphorescens), hongos, moluscos, hasta ciertos peces, como aquellos que viven en las profundidades abisales menos pensadas del mar, cuya fisiología es definitivamente deslumbrante. Se considera incluso que "hasta un 90% de los seres vivos que habitan en la porción media y abisal de los mares podrían ser capaces de producir luz". La llamada "marea roja" en la playa de Carlsbad, California, es provocada por constelaciones enteras de Lingulodinium polyedrum (dinoflagellata) presentes en el agua. La luz de las luciérnagas se intensifica a través de cristales de urato de las luciérnagas; en algunos peces mediante placas de guanina, en lo que se denomina bioluminiscencia intracelular. En algunos crustáceos y cefalópodos, se genera la bioluminiscencia extracelular a partir de la reacción entre la luciferina y la luciferasa. Algo parecido a lo que le sucede al agua y al sodio, una especie de explosión. Otro caso es la bioluminiscencia provocada por la simbiosis —la convivencia intrínseca— entre dos especie de seres vivos. En pocas palabras, un ser vivo resguarda en alguna vejiga bacterias luminiscentes que producen luz, al contacto con el oxígeno y/o el bióxido de carbono (sobre todo en el proceso respiratorio) o con alguna reacción química ante la luz misma, en el sentido inverso de la fotosíntesis. No debemos olvidar que el principal elemento de una combustión es su comburente; el principal comburente de toda oxidación es el oxígeno. Dominar la oscuridad es siempre un signo de superioridad, un acto de evolución. Estos seres bioluminiscentes son un fenómeno tan sublime como la aurora boreal, el arco iris o la marea infinita. La naturaleza, insisto en mi ingenuidad, es capaz de crear milagros cotidianamente. Algo que a nosotros sólo se nos da a través del arte, a veces.
heberquijano@yahoo.com.mx
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