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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Crónica

“Festejo del homicidio de Jesús” 

Por: Patricia Vega / México, DF

En una época en donde impera el poder, el amor a nadie le interesa, consideró el trovador Arturo Meza, al presentar su último libro, "Cartapacio del infierno".

Entre la humedad del siempre melancólico bosque del "Desierto de los Leones", se dio a conocer el texto ideado por el soñador y creador artístico, quien intenta aludir al sórdido ambiente en el que se ubican los seres humanos, a través de una figura reivindicada de la Bibilia: María Magdalena.

Situado en el Domingo de Ramos, el trovador se acordó de la fecha que albergó el momento y la catalogó como "el festejo del homicidio de Jesús", al ver que se encontraba al frente de un altar de palmas improvisado, en un monasterio circundado por una mística, vieja y profunda arboleda.

A su lado, permaneció holgada, con rostro laxo y demasiado joven para las palabras que emitía, Mónica León, la presentadora. Los dos parecían ubicarse en otra dimensión.

Se olvidaron del horario de verano, de la tarde y del día; trastabillaron al ubicarse en el tiempo, y por fin pisaron tierra firme para hablar del "Cartapacio...", de la libreta agobiante e infernal --de allí el título del texto--, que carga todo ser humano. La dinámica que mantuvo la presentación se figuraba a un rosario porque tras una reflexión del texto aludida por Mónica continuaba una canción de Meza.

En paradoja con el título de la obra, el contenido revela que "no hay infierno, sino puro amor, el infierno lo ponéis vosotros como cadena de auto castigo. ¿O usted qué opina?", preguntó la presentadora al dueño del libro y éste siempre respondía con un poema armonizado con las cuerdas de su guitarra.

En su canto decía "amar por amar, es agua que sólo beben los dioses", entre otras frases que por igual confundían a algunos que por primera vez escuchaban la producción de Arturo Meza.

Encanecido, con griegas en medio de la frente, ojeroso, pero con una dentadura intacta, expresó al final de aquella músico-conferencia que en su hombro ha llorado todo tipo de personas, con quienes ha intentado emprender una suerte de cofradía.

Una fraternidad desde donde se empiece de cero a reconstruir lo vívido por los personajes del "Cartapacio...", aquello que gobiernos y partidos políticos no han logrado porque impera el poder y sus discursos están llenos de clasismo, cuando en los protocolos se diferencia a "señoras" y "señores", "niños" y "adultos", "caballeros" y "señoritas".

Luego de cantar, Arturo Meza habló de su proyecto denominado "Sin fronteras", cuyo objetivo es fundar cooperativas sustentadas en la igualdad y en un régimen sin líderes.

Entre algunas caras incrédulas por las palabras derivadas de un hombre desaliñado que mostró la carátula de un libro sobre "infiernos" y habló, en cambio, del amor, el trovador afirmó que no le desconcertaría que muchos de los presentes no compartieran su intención, ya que en otro tiempo presentó su proyecto y fue rechazado por el movimiento de San Salvador Atenco, por los Zapatistas y por la magna corriente de Andrés Manuel López Obrador, agrupaciones que se postulan como alternativas de izquierda... distintas, se supone, al sistema.

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