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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

El péndulo femenino en la literatura latinoamericana

El péndulo femenino en la literatura latinoamericana

Una aproximación al tema del género propuesto por la pluma de Rosario Castellanos y Ana Lydia Vega

 

Por: Silvia Márquez / Toluca

 

El papel de la mujer en la sociedad. Cuestiones de equidad de género. Discriminación. Falta de oportunidades. Factores insospechados que han trascendido a la mirada del mundo occidental y le otorgan una nueva significación a la dinámica social.

Todas esas aristas se han convertido en fuente de una serie de reflexiones, estudios sociales -e incluso biológicos-. Pretextos para manifestaciones, liberación de ideologías y cosmovisiones, pero también han dado frutos importantes en el ámbito artístico en general y literario en particular.

La manera en la que se escribía sobre las mujeres, incluso mucho antes de que se comenzaran a tratar los temas femeninos con la "seriedad actual", abordaba simplemente una creencia de lo que las mujeres podían sentir o pensar, casi siempre con el riesgo de caer en posturas maniqueístas con respecto al universo escabroso en el que se encontraba la mujer.

La postura del sexo femenino ante tales acontecimientos en el ámbito de las letras, sufrió un cambio paulatino y trascendental en el que las escritoras se encargaron de romper con los paradigmas formados en siglos anteriores. La vista de la mujer, entonces, se convirtió en un autoexamen, en una forma de expresar lo que la mirada reprimida tenía que gritar.

Las manifestaciones literarias navegan en formas extraordinarias. Existen escritoras con una marcada postura anti-hombres que minimizan todo lo construido por ellos, pasando por aquellas que se mantienen neutrales, pero que en sus obras destacan el papel de los sentimientos y la forma de ver la vida del llamado sexo débil.

En Latinoamérica, podemos encontrar a varias escritoras que abordan la cuestión de género desde perspectivas diferentes, lo que muestra al tema no como algo plano o simple, sino que abarca un tratamiento más complejo, involucrando múltiples constructos humanos.

Por una parte, Rosario Castellanos presenta en algunas de sus obras al dilema de la mujer casada que se encuentra presa en su propio silencio y víctima de su condición, un tanto autoimpuesta, que no la deja despuntar como realmente quiere. En este punto, valdría la pena preguntarse si las protagonistas de las historias de Castellanos saben qué es lo que están buscando o simplemente anhelan una vida alterna que les permita hacer más llevadera su realidad.

La mujer del cuento "Lección de cocina" de la escritora mexicana, crea una red entre su vida cotidiana, los reproches y los objetivos inalcanzables -como aquel de la vida feliz de matrimonio... "y vivieron felices para siempre"- y a la vez se enfrenta con los miedos y las consecuencias de una decisión como la unión eterna que ella misma cuestiona.

La voz de la mujer en dicho relato se deja escuchar al ritmo de las palabras: "Mi lugar está aquí. Desde el principio de los tiempos ha estado aquí" se consuela diciendo después "yo anduve extraviada en aulas, en calles, en oficinas, en cafés; desperdiciada en destrezas que ahora he de olvidar para adquirir otras".

La tónica es la misma; es como si pasáramos "un día en la mente de..." una ama de casa seleccionada al azar. La narrativa, las anécdotas y la propia voz de la autora, le dan al relato la cualidad de cotidiano y a la vez cercano a los problemas más complejos de identidad con los que todavía hasta la fecha lucha la mujer que se encuentra retratada entre las líneas.

En contraparte, la escritora puertorriqueña Ana Lydia Vega, en su cuento "Letra para salsa y tres soneos por encargo", muestra una actitud más radical con respecto a la condición de la mujer.

En el texto, la protagonista tiene la seguridad de que a la mujer de Castellanos le falta. Además, enfrenta al hombre, se burla y lo hace quedar como un tonto ante las situaciones que él mismo propició.

"La Tipa estaba más dura que corazón de un mafioso, mano. Yo no hice más que mirarla y se me volvió merengue allí mismo. Me la llevé pa un motel, men, ahora le tumban a uno siete cocos por un polvillo". Así inicia el relato en el que la mujer de Ana Lydia Vega adquiere un carácter de vengadora de género, valiéndose de características propias del sexo femenino, exagerando en algunos casos y minimizando en otros. El leif motiv es la ridiculización del hombre, para lograr la atmósfera de superioridad mental de "La Tipa".

Los dos extremos ayudan a enmarcar al movimiento de género, no así a encasillarlo. La visión de los extremos en el conjunto literario: la mujer que se expresa y la mujer que se impone.

Sólo ese movimiento del péndulo nos permitirá tocar los límites y casi pasar por la compleja gama de situaciones que conforman a la mujer de este tiempo.

Extremos diferentes y matices que conforman al arte de escribir. Finalmente la creación de mundos, personajes, misterios, complejidades y realidades se encuentra en la pluma de cada escritor, ya sea porque quiere hacer hablar a sus personajes o exorcizar sus propios demonios.

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