Una doncella sin manos arranca aplausos en Valle de Bravo
Con La Doncella, el diablo y el molino, la compañía franco-mexicana, La Biznaga Teatro estuvo presente en el último día de actividades del Festival de las Almas
Por: Silvia Márquez / Valle de Bravo
A un molinero le iban mal las cosas, y cada día era más pobre; al fin, ya no le quedaban sino el molino y un gran manzano que había detrás. Un día se marchó al bosque a buscar leña, y he aquí que le salió al encuentro un hombre ya viejo, a quien jamás había visto, y le dijo: "¿Por qué fatigarse partiendo leña? Yo te haré rico sólo con que me prometas lo que está detrás del molino". "¿Qué otra cosa puede ser sino el manzano?", pensó el molinero, y aceptó la condición del desconocido. Éste le respondió con una risa burlona: "Dentro de tres años volveré a buscar lo que es mío" y se marchó.Al llegar el molinero a su casa, salió a recibirlo su mujer. "Dime, ¿cómo es que tan de pronto nos hemos vuelto ricos? En un abrir y cerrar de ojos se han llenado todas las arcas y cajones, no sé cómo y sin que haya entrado nadie". Respondió el molinero: "He encontrado a un desconocido en el bosque, y me ha prometido grandes tesoros. En cambio, yo le he prometido lo que hay detrás del molino. ¡El manzano bien vale todo eso!". "¿Qué has hecho, marido?" exclamó la mujer horrorizada. "Era el diablo, y no se refería al manzano, sino a nuestra hija, que estaba detrás del molino barriendo la era".
El cuento de los hermanos Grimm, La doncella sin manos, fue transportado al escenario por La Biznaga Teatro, compañía franco-mexicana, que, basándose en la adaptación del dramaturgo francés Olivier Py, logró una buena aceptación del público de Valle de Bravo en el último día de actividades del Festival de las Almas.
Después de presentaciones en Metepec los dos años anteriores y en Toluca en este 2007, La Biznaga Teatro se presentó por primera vez en el escenario vallesano con La doncella, el diablo y el molino, obra escrita, montada y creada en Francia hace diez años por Olivier Py, director del Teatro del Odeón, según Arnaud Charpentier, director de La Biznaga Teatro.
Para Charpentier, encontrarse con el texto de Py en español fue una casualidad, pues "estaba en otro proyecto y encontré a una traductora de francés a español que un día me dijo que quería traducir a Olivier Py. En el repertorio de la compañía no teníamos una obra para niños y decidimos montar esta el año pasado con el apoyo de la Embajada Francesa, la Alianza Francesa, el Liceo Francés, por eso la versión es bilingüe, pero vamos a crear próximamente una totalmente en español y esperamos editar el libro de la traducción porque vale la pena, es un texto para niños pero de gran calidad", dijo.
Al referirse al reto de montar una obra bilingüe para el público infantil, el también actor francés dijo que aunque "es complicado", tuvieron una experiencia previa con la obra Molière hipocondriaco, donde "la gente salía diciéndonos ‘es increíble, tuve la impresión de entender el francés’ y nos dábamos cuenta de cuanto podía abarcar el teatro hasta matar las fronteras del idioma.
"Quisimos guardar algo de bilingüe aquí, sabiendo que sería más difícil porque es un teatro de poesía, pero decidimos guardar una pizca de francés para hacer escuchar estas sonoridades sabiendo que la gente no la entiende directamente pero las absorben y las aceptan, y empiezan a reflexionar con otra lógica al dejarse llevar por la sonoridad de las palabras".
La doncella, el diablo y el molino recrea un ambiente mágico con la ayuda, solamente, de un árbol de manzanas, tres cubos de madera y diversos objetos con luz propia. Arnaud Charpentier dijo que la idea de manejar esta serie de simbolismos en escena es "recrear un universo, que no es concreto, es más bien abstracto del pasado, que tiene algo de nostalgia del siglo XIX y que tiene mucho del mundo de los niños (...) Es como un juego cúbico, damos una vuelta, aparece otra faceta pero la otra sigue detrás y se va montando poco a poco".
La idea era hacer el teatro "absolutamente sencillo", para generar un ambiente de luz a través de los objetos, que son "mágicos pero muy sencillos".
"Me gusta incorporar la luz, no solamente la de los proyectores, sino la luz en los vestuarios, en los decorados, es algo que me pareció muy acertado para esta obra", dijo Charpentier, aunque también prometió repensar la obra en función de explotar los espacios públicos, "ahí donde debe existir teatro".
En ese sentido, Charpentier confesó que durante la entrevista le vino a la mente "una versión de La doncella, el diablo y el molino en un jardín bajo un árbol; sólo tener nuestros objetos y vestir un árbol de teatro en un espacio público, intentar la experimentación de esta obra en otros espacios porque sí tenemos que ir hacia la gente".
0 comentarios