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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Mantarraya

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Juan Gelman, la espiral de la orfandad

Por: Heber Quijano

Que abran las puertas del infierno, que se escondan en sus guaridas los verdugos, los torturadores, los cómplices desvergonzados de la Operación Cóndor —del norte y del sur—, que se hundan en lo más profundo sus más mínimos restos, que hoy vamos a elogiar la cicatriz, la infecta dolencia del espíritu que supura la poesía de Juan Gelman, ésa que sangra la conmiseración con la humanidad, la que se estampa en el papel, entre líneas, en la poesía duradera e inmortal, esa poesía que nos devela lo más sublime y lo más grotesco de nuestra condición humana.

Es pretexto la reciente publicación de un nuevo libro, es pretexto el Premio Cervantes otorgado al poeta argentino, hijo de padres ucranianos, padre de un hijo torturado y asesinado por la dictadura cuyos restos se encontraron trece años después, suegro de una nuera cuyo paradero se desconoce, abuelo de una nieta entregada afortunadamente a una familia uruguaya. Es pretexto, pues, su militancia ideológica y literaria contra de todo aquello que tenga que ver con totalitarismo, represión, violación a derechos humanos, que lo llevó al exilio, latente siempre, como en Despertar: "tu país es este cuarto lleno de tu país/ un mapa de tu país está pegado a la pared/ buenos días te dice cada día", aunque a veces su exilio sea de la raza humana.

Gelman provoca una dislocación de la sintaxis, muy al estilo de César Vallejo, que refleja su perspectiva de un mundo dislocado por los poderes fácticos y opresores, en el que se cierne siempre un terror insondable, al que como hombre comprometido con la vida, el amor y la libertad, no escatima en sus apuestas ni en sus decisiones: "Si me dieran a elegir, yo elegiría / este amor con que odio, / esta esperanza que come panes desesperados.// Aquí pasa, señores,/ que me juego la muerte", nos dice en "El juego en el que andamos". Por ello, la poesía es una necesidad inexorable e impostergable: "pues: escribo para alertar al vecindario al mundo en general / porque qué haría la inocencia ahora que está armada/ sino causar graves desórdenes como espantar la muerte", como nos dice en "Juguetes".

Para Gelman la poesía es "como una hipnosis", que no cede ni concede en su ímpetu, ya en sus poemas más alegres, ya en los más lóbregos y desesperanzadores, como la desgarradora "Carta a mi madre" o los devastadores poemas recogidos en Notas y Carta abierta, mausoleo lírico de la desolación existencial. Que se abran las puertas del infierno, que la muerte le jala la cola al Diablo en nuestro temor a la muerte, ajena y propia, pues como el mismo Gelman dijo: "Ningún poeta o escritor habla de muchas cosas, sino de pocas. La obsesión es como una espiral, cada vez más abarcadora, en la que la expresión de una misma obsesión cambia por la edad, las experiencias de la vida o las lecturas". Que se escondan bajo su sombra los culpables.

 

Juan Gelman, Pesar todo, México, Fondo de Cultura Económica, 2005

Comentarios: heberquijano@yahoo.com.mx

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