Las razones del diablo

Cápsula del tiempo

Por:Dionicio Munguía J.

Días atrás leí que abrirían una cápsula del tiempo que contenía música de principios de siglo. Sellada en 1907, esta cápsula contiene 24 discos grabados con los más grandes representantes de la música de aquellos años. Piezas que van desde la opera italiana, francesa y piezas de los compositores con mayor influencia en la historia musical del mundo. Según instrucciones dadas, este arcón debería abrirse en este año, pero los materiales conque fueron sellados los discos puede provocar su desaparición absoluta y una pérdida de ese tamaño sería, realmente, una tragedia para los tiempos contemporáneos.
Se planea rescatar dicho acervo con grabaciones modernas en CD, comercializarlas a nivel masivo (lo cual en este tiempo de la globalización en todo, es prácticamente una utopía) y realizar también una nueva cápsula del tiempo que contenga ejemplos (¿excelsos, tal vez?) de la música contemporánea. Si mal no recuerdo, en los años ochenta se lanzó un satélite cuya misión era contactar con civilizaciones alienígenas. Su nombre recordaba la hazaña de Colón: Voyager, El viajero.
Entre las curiosidades que llevaba ese viajero, junto con su hermano gemelo, iba un disco de platino grabado con figuras relativas al ser humano, una breve historia de la humanidad, y música que representaba el genio creativo del hombre. Es obvio que nunca sabremos cuál fue su destino de ambos satélites. La última noticia que yo me acuerde, había dejado el sistema solar y se dirigía rumbo a la constelación de las Pléyades. De que andaban de vagos los muchachos, andaban de vagos.
Se habló también de una serie de cápsulas del tiempo encontradas en jardines, monumentos, laderas donde se suponía no llegaría la civilización y al construir se hallaron (incluso corrió la fábula de una grabación en vidrio del Vals del minuto de Chopin, con la duración exacta de un minuto y grabada por el propio compositor polaco). Cápsulas que contenían diversos aspectos de la sociedad donde fueron creadas: fotos, periódicos, noticias que se consideraron importantes, recuerdos. Incluso en su momento me planteé la posibilidad de crear una cápsula, enterrarla en el patio de mi casa antes de que terminaran de construirla y dejarla ahí hasta que la memoria, o los cien años la recuperaran.
En ese momento de euforia temporal, imaginé metiendo un libro de Neruda, el acetato del primer disco de Lennon como solista, las fotos de mi familia, un ejemplar engargolado de mi primer libro publicado y ese poema épico que, por fortuna, no pude ni escribiré nunca.
Por otro lado, me parece correcto desearle, amigo lector, una Feliz Navidad.