Casi lista la remodelación del Museo Virreinal de Zinacantepec
Los recursos para la reconstrucción del techo, que ascienden a dos millones de pesos, se gestionaron con la iniciativa privada
Por: Silvia Márquez / Zinacantepec
Con técnicas cuasi artesanales del siglo XVI, en septiembre del año pasado inició la reconstrucción de una parte del techo del Museo Virreinal de Zinacantepec.
El edificio franciscano presentaba problemas de filtración de agua, principalmente en el Claustro Alto, por lo que se necesitaba tomar medidas drásticas de intervención. La solución fue levantar el techo de dicha área para rehacerlo con materiales nuevos.
El proceso no fue sencillo, pues a decir del director del recinto, Alfonso Sandoval, se tuvieron que seguir las normas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para la restauración de bienes inmuebles. Desprendiendo capa por capa se llegó hasta las vigas originales del recinto, las cuales presentaron serios problemas tras soportar más de 500 años el techo del actual Museo.
Además, la capilla abierta permanecerá apuntalada hasta que se termine el trabajo de impermeabilización.
Debido a las características del Museo Virreinal, la remodelación, que está por concluir, requirió de cuidados, materiales y técnicas específicas.
Para tal labor, las necesidades económicas de casi dos millones de pesos fueron cubiertas por la Fundación de Alfredo Harp, quien, interesado en el proyecto, acudió personalmente al recinto sacro para autorizar los recursos en especie.
Por otra parte, el Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (ADABI A.C.), hizo una intervención en algunos de los 4 mil 800 libros, escritos en latín y español antiguo, que son acervo del Museo.
El proyecto integral aún no termina, pues una vez que finalice la etapa de restauración vendrá el montaje de las piezas que se encuentran en bodega. Si bien el discurso museográfico permanecerá casi igual, Sandoval dijo que intentarán modificar el montaje para ofrecerle al público que ya conoce el Museo una nueva experiencia.
Las 18 salas del Museo Virreinal intentan mantener la estructura del convento franciscano. Entre ellas se puede visitar el Bautisterio, en donde se encuentra la pila bautismal monolítica del siglo XVI que pone de manifiesto la mano de obra indígena.
Además está la capilla abierta donde los evangelizadores oficiaban las actividades religiosas.
El altar, con pinturas al fresco de San Francisco de Asís continúa gráficamente con la anteportería, donde está pintado, también al fresco, el árbol genealógico del fraile italiano. La portería que da acceso al claustro bajo conserva frescos de estilo mudéjar.
El recorrido continúa en el anterrefectorio, lugar donde está un lavabo de piedra empotrado en el muro, que utilizaban los frailes para el aseo personal antes de tomar sus alimentos en el refectorio.
La cocina está equipada con una chimenea de estilo medieval al lado de la alacena y utensilios de la época.
En el Claustro Alto están las celdas que resguardan pinturas, casi todas anónimas, de los siglos XVI al XIX, así como la sala de Virreyes y la biblioteca que contiene volúmenes de temas religiosos que conservan los sellos de diversas órdenes religiosas.
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