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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Las razones del diablo

Las razones del diablo

Aimé Césaire

Por: Dionicio Munguía J.

 Tendremos nosotros fuerzas para izar esta primavera

Aimé Césaire

Las razones para recordar son variadas. Por lo general forzamos la memoria para llegar a un recuerdo, o insistimos tanto en el intento, que terminamos con un dolor de cabeza más grande que el recuerdo mismo que buscábamos. Insisto siempre que la literatura se escribe con base en los recuerdos, en lo que sucede durante el día o hasta el momento de enfrentarse a la página en blanco. Hasta el momento, a excepción de los poetas abstractos, no he conocido a nadie que me diga que escribe un poema sobre lo que sucede en ese preciso instante. Los textos inmediatos, sin que parezca repetitivo, no son de la inmediatez, sino de un instante preciso que llega a partir de una imagen, un aroma o una palabra. El recuerdo cumple una función primordial en la literatura, incluso más allá. Por eso siempre es necesario estar alerta a los recuerdos. De ellos nos servimos para escribir.

Y fueron los recuerdos lo que me llevaron a buscar los poemas de Aimé Césaire, ese poeta negro nacido en Martinica, que junto a Leopoldo Sédar-Senghor, forman la pareja más representativa de la poesía negra francesa. Su voz implica el rechazo al colonialismo capitalista, la fuerza de una literatura que creía en el socialismo como paso para llegar a la libertad humana, a la igualdad, a lo que dijo André Breton que "se impondría a como dé lugar como el prototipo de la dignidad" y lo fue hasta la fecha, ahora que lo acaban de ingresar a un hospital en París, víctima de la edad (94 años) y su rostro aparece en las noticias de la sección cultural en prácticamente todos los diarios de circulación nacional.

Césaire tiene ese toque especial de quien cree en una ideología. Parte de su obra ha sido recogida en una antología personal no traducida al español, pero que seguramente tendremos dentro de poco en circulación en nuestro país. Sus poemas han sido publicados en revistas, ya no tan actualmente, pero si en viejas revistas que desaparecieron, o se han transformado en otras cosas menos literarias. Fue ahí y en una antología editada en 1979, Los grandes poemas del siglo veinte, donde me pude acercar, de manera breve, a su contexto poético. Los dos poemas recogidos por Roberto Vallarino en esta antología, desafían la ideología y se lanzan de manera intensa a la conciencia de Césaire. Dice en un fragmento del poema titulado "En memoria de un sindicalista negro": Guía/ Desde hace mucho tiempo está apagado el cielo/ Allá abajo en la ensenada el mar se inclina y se reduce a pájaros perdidos/ El bamboleo de un techo y la luz/ La luz que repartes de nuevo toda/ Sobre los huérfanos arrecifes filtrándola en las hojas/ En las piedras del volcán aún calientes que preciosas renacen/ En los ojos de los camaradas brillantes levemente sanguinolenta.

Aimé Césaire se enfrenta a su último reto. No ha muerto aún y espero que aguante un poco más, al menos para no escribir esto como un obituario en el que se ha convertido, en este principio de año, la literatura universal.

 

 

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