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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Mantarraya

Apuntes sobre lectura y literatura (I de II)

 

 

 

 

 

 

 

 

Por: Heber Quijano

Me quedé estupefacto, anonadado, terriblemente sorprendido y hasta cierto punto abrumado. Y quizá este grito, queja o reclamo no tenga ningún eco, pues si es difícil una respuesta es metafórica y literalmente, en este universo tan vasto —y que cada vez crece más— de la sociedad de la información, una botella al mar. Pero desde este lado de la página y la pantalla alguien seguirá balbuceando por si existe la vida más allá del perímetro del escritorio. Precisamente navegando por la red para obtener información que se relacione con el Día Mundial de Libro, encontré datos perturbadores, recopilados por Camilo Ayala Ochoa.

El coordinador de Planeación Editorial de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, nos plantea un panorama espeluznante, preciso y real. (Escoja usted el adjetivo que más le guste). La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ideal e hipotéticamente, recomienda leer cuatro títulos al año y 24 en un nivel óptimo. Con sus márgenes de error, los españoles leen anualmente entre 10 y 12 libros, los franceses 20, los estadounidenses 40 y los noruegos 47. Obviamente Europa y la cultura occidental, la que se asienta en el hemisferio norte para ser más precisos, domina en las estadísticas.

Tómelo con calma, siéntese y disfrute del pánico. Para aumentar el disgusto e indignación provocados por los resultados de la prueba Enlace, el promedio anual de lectura del mexicano es de 2.9 libros según la Encuesta Anual de Cultura 2006, 2.8 según las Naciones Unidas, 2 según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), 1.5 según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), 1.2 según cifras de 2005 de la UNESCO. Terrible. Ya en el extremo del sensacionalismo hay todavía quienes sostienen que un libro o medio al año, y otros más apocalípticos que 25 páginas.

De todas formas, las cifras (oficiales o no) no dejan de impresionar a cualquiera, pues incluyen los libros de texto escolares. Mientras, por un lado, los presupuestos para los rubros de investigación, ciencia y tecnología y los de las universidades e instituciones de educación pública disminuyen año con año. En este contexto, la comparación de porcentajes —¡ojo!, ya no de monto bruto total— destinados a educación del producto interno bruto entre los países europeos y sajones en contraste con los países en desarrollo descubre la delgada línea roja, o cuerda floja para ser más precisos. Por otro, los salarios y beneficios económicos de quienes deberían estar preocupados por estas circunstancias (sindicalistas, funcionarios y representantes electos) no dejan duda de sus verdaderos intereses. Eso sin mencionar las circunstancias en las que se encuentran los sindicatos.

La máxima de José Martí "Hombres haga quien quiera hacer pueblos", nos pone en el estrado. ¿Cuáles son nuestras prioridades?

 Comentarios: heberquijano@yahoo.com.mx

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