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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Mantarraya

 

Escenarios de terror

Por: Heber Quijano

Suenan las trompetas. Alguien levanta un sello. Todos nos quedamos cada vez más estupefactos ante la proximidad con que el cambio climático va cimbrando el piso en el que creemos estar bien plantados. Es inevitable percibir el adelanto de las lluvias, los calores sofocantes y bochornosos y la crisis existencial de las estaciones del año: ¿alguien las reconoce todavía? Segundo sello. Y aunque los científicos han dejado un poco sus laboratorios y bibliotecas para convertirse en los nuevos líderes de opinión —albricias a la sepultura de los "comunicadores" mass media—, el poder omnisciente y económicamente ensordecedor de las empresas, en su lógica bulímica y eco-antropófaga, sigue explotando los recursos: ríos, aire, corales, al hombre mismo. Tercer sello.

Como hoy tengo el ánimo apocalíptico y las trompetas siguen sonando, abriré otro sello más. Recientemente, a sus 71 años de edad, el científico británico John Anthony Allan recibió el Premio del Agua de Estocolmo 2008 y fue premiado con 150 mil dólares por su "invención" —así lo describió la agencia Dpa, aunque bien podría ser un concepto de "coste" para los economistas y administradores— de una entelequia en el mundo científico: el "agua virtual". La decisión del Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, quien entrega el laurel desde 1991 en la llamada Semana del Agua, es acertada.

El docente del King’s Collage, que recibió el premio de manos del rey sueco Carl XVI Gustaf, desarrolló un modelo para medir la cantidad de agua empleada en la producción de alimentos y productos de consumo. Digamos por ejemplo que en cada taza de café hay contenidas alrededor de 149 litros de "agua virtual"; Allan los intuye en una estratificación, que suena más bien a clase de economía. Ejemplos: los empleados para el cultivo, fabricación, envasado y transporte de los granos de café hasta la mesa.

Me resulta impresionante en mi ánimo apocalíptico enterarme de que entonces me bebo no sólo dos tazas de café en la mañana —digamos 500 ml— sino que consumo o provoco el consumo de 298 litros de "agua virtual". En esa lógica, una hamburguesa contiene 2 mil 400, mientras que un ciudadano estadounidense promedio consume por día 6 mil. El sonido de las trompetas me hace volver de mi meditación matemática: cuántos litros gastará una ensambladora automotriz, cuántos se derrochan en un desfile de modas, cuántos en el traslado de un centenar de soldados al desierto iraquí. Un sello más. ¿En cuál vamos?

Puede sonar extraño que estudios como el de Allan sean funcionales para el pragmatismo tecnocrático, que también vale como sello. Sin embargo, pueden ser una buena forma de advertir la magnitud de agua potable que utiliza la humanidad, de manera pedagógica, amarillista o como un estímulo para cambiar nuestra actitud hacia la ecología: el séptimo sello. 

 

 

 

Comentarios: heberquijano@yahoo.com.mx

1 comentario

brenda -

Hola!!

Pues solo te digo

que me gusto mucho

tu libro

y agradecerte por

la entrevista ya que saque

un 10

en mi materia

y pues me gusto mucho tu

libro

y también a mi maestra le

gusto su libro

bueno gracias