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IMPULSO Estado de México || Sección Cultural

Escaramuza

¡Sí, protesto!

Por: Polo Castellanos

Febrero, como septiembre, también es un mes muy importante para la Patria y crucial en la historia de México. Se conmemoran: muere Cuauhtémoc (el último emperador mexica); la promulgación de la Constitución Mexicana (hoy, letra muerta en materia de garantías individuales y derechos humanos); el día del Ejército y las Fuerzas Armadas; la famosa Marcha de la Lealtad (aunque en estos tiempos de inquisidores y traidores, las Fuerzas Armadas a quien deben esa lealtad es a su pueblo, a su historia y a su identidad).

Salen las tropas del General Pershing después del fracaso de su Expedición Punitiva en busca de Francisco Villa (¡Viva Pancho Villa!); es la Decena Trágica; mueren el traidor a la revolución zapatista, Francisco I. Madero a manos de otro traidor; Juárez detiene momentáneamente la invasión extranjera en Veracruz; fusilan a Vicente Guerrero; fusilan a Mariano Matamoros; otro traidor a los campesinos zapatistas y villistas, Venustiano Carranza, comienza su "ROBOlución" (y a darse vuelo todo el mundo); se firma el tratado de Guadalupe-Hidalgo (ese que nos dejó sin la mitad del país); muere Genaro Vázquez Rojas; muere Gerónimo, el último Jefe Apache y del que los apátridas nunca se acuerdan; nació Ignacio Allende; Iturbide, otro traidor, fue proclamado Emperador de México. Ahora nos damos cuenta que, hasta el día de hoy, una buena parte de la historia de México ha sido forjada por traidores.

En este contexto de "héroes" y apátridas se conmemora el Día de la Bandera, la más importante y emblemática fecha de febrero para los mexicanos, franco degenere de la historia escrita por los vencedores. La lealtad a la Patria, los honores a nuestra Bandera y a nuestro Escudo se han convertido en el desfile de patrioteros que de manera oficial y desde la usurpación, salen orgullosos ha desgañitarse en juramentos "por la Patria y la Bandera" a la que pisotean todos los días.

Las recientes modificaciones a la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales en el Artículo 6o que a la letra dice: "El Escudo Nacional sólo podrá figurar en los vehículos que use el Presidente de la República, en el papel de las dependencias de los Poderes Federales y Estatales, así como de las municipalidades, pero queda prohibido utilizarlo para documentos particulares. El Escudo Nacional sólo podrá imprimirse y usarse en la papelería oficial, por acuerdo de la autoridad correspondiente apegándose estrictamente a lo establecido por los artículos 2o. y 5o. de la presente Ley..." no son más que placebos para decir que la barrabasada que le tuvimos que soportar al ignorante del mandatario anterior con el "águila mocha" ya "no se repetirá". Sin embargo, si aplicáramos la Ley como se debe, el sujeto éste de las botas campiranas, tendría cuentas pendientes con la justicia y nos debe 4 años de cárcel y una multa de mil pesos por "… ultraje al escudo de la República…" según el Artículo 191 de la mencionada Ley.

Y aunque parezca mentira, nuestro Escudo Nacional no es más que el resultado de la lucha de intereses de quienes han ostentado el poder a lo largo de su historia. Pocas son las banderas que reflejan la historia de un pueblo que ha derramado su sangre por construir un Nación que, aunque a algunos no les guste, tiene historia y uno de los orígenes más extraordinarios de la historia humana. En resumen, todo comienza con un nopal en medio de un lago y un águila encaramada en él (según el Códice Mendocino) y la fundación de la gran Tenochtitlan y aunque la serpiente no se ve (tal vez ya se la había devorado el águila y los tlacuilos no la fotografiaron) la leyenda dice que el águila devoraba una serpiente. Pero fue José María Morelos y Pavón y no el alfeñique de Venustiano Carranza, como todo mundo dice, quien por primera vez toma el águila parada en su nopal como símbolo de identidad y la convierte en una bandera de lucha, y que si bien, México todavía no era independiente, al menos lo era en el espíritu insurgente. Y de ahí pal’ real: con serpiente, sin serpiente, con nopal o sin nopal, con encinos y laureles o sin éstos, volteando a su derecha o a su izquierda, de frente, de lado o de tres cuartos nunca dejó de ser un águila encaramada en su nopal y el símbolo de identidad de esta hermosa Patria, hasta que llegó, apenas en el 2000, un soberano pelmazo y le arrancó de tajo la mitad de las plumas, nuestra historia, cultura, identidad y nuestra dignidad. Hoy, afortunadamente, el águila regresó a su lugar con todas sus plumas.

Unas de las más representativas y hermosas, aunque a Felipillo no le guste y que todavía el día de hoy siguen causando estragos en el hígado de los apátridas, son el águila republicana y la juarista, y no sólo por su gran estética sino por su historia. A esta última águila los usurpadores decidieron exiliarla de los billetes de veinte (si hubieran podido hasta a Juárez habrían quitado) por convertirse en el símbolo de la Convención Nacional Democrática y del "Presidente legítimo" (otro al que se le extravió la brújula).

Y para los que todavía dudan en que los artistas no participan ni aportan nada a la vida de este País y que no tienen nada que ver con la historia y la identidad de México, sepan que el Escudo Nacional fue diseñado por el extraordinario pintor y muralista potosino Francisco Eppens, quien, por cierto, también nació en febrero; el poeta y literato, Francisco González Bocanegra escribió el Himno Nacional y el músico y compositor Jaime Nunó realizó la música.

En este escenario de finísimos "patriotas" el pueblo de México, ÚNICO depositario de sus símbolos patrios, tiene restringido el uso de su Bandera y de su Escudo ahora también con cercos militares y policiacos. Si vivieran Vicente Guerrero y Nicolás Bravo ya le habrían puesto a la Bandera de la Plaza de la Constitución las siglas que le ponían a sus banderas: SIERA, Sector Insurgente en Rebeldía Absoluta.

Así que si usted es de los que, cuando observa nuestra bandera, siente mariposas en el estómago y se pone como pavo real henchido de orgullo e identidad, entonces hágase un verdadero patriota y defienda a su país del puñado de traidores que tienen sumida en la miseria a su Patria. Levante la voz, tome protesta, jure lealtad y honor a su Patria y con la Bandera en la mano gríteles de frente: ¡SÍ, PROTESTO!

Comentarios: polocastellanos@gmail.com

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